En el panorama actual de la Unión Europea, la crisis de la vivienda se erige como un desafío creciente que afecta, en mayor o menor medida, a casi todos los países miembros. En 2023, se estima que un 4,9% de los ciudadanos mayores de 16 años han experimentado dificultades de alojamiento en algún momento de sus vidas. Estas cifras, sin embargo, se disparan notablemente entre quienes enfrentan riesgo de pobreza o exclusión social, alcanzando un inquietante 8,5%. En contraste, solo el 3,9% de las personas fuera de riesgo reportaron estas complicaciones.
Los países nórdicos, tradicionalmente vistos como modelos de bienestar social, sorprenden con altos índices de dificultades habitacionales entre su población más vulnerable. Dinamarca lidera con un 18,4%, seguida de cerca por Finlandia y Francia, con un 17,5% y un 17,1% respectivamente. Esta tendencia contrasta con naciones como Polonia, Italia y Hungría, donde las cifras son significativamente menores, rondando el 2%.
El informe también destaca las dificultades específicas del mercado de alquiler, evidenciando que son los jóvenes adultos y aquellos en plena etapa laboral quienes enfrentan mayores retos en este ámbito. Dentro de la franja de 16 a 29 años y de 30 a 54 años, cerca del 14,8% y 14,7% respectivamente reportaron problemas para encontrar un lugar donde vivir. Aunque esta preocupación disminuye entre las personas de 55 a 64 años y mayores de 65, sigue siendo una carga notable para muchos.
A lo largo de todas las edades, aquellos en riesgo de pobreza o exclusión social soportan una carga desproporcionada. El grupo de 30 a 54 años es el más afectado, con un 27,7% enfrentando dificultades para alquilar, seguido por los rangos de 55 a 64 años y 16 a 29 años. Sorprendentemente, entre los mayores de 65 años, el porcentaje en riesgo baja notablemente a un aún preocupante 12,9%.
Estos datos ponen de manifiesto la urgente necesidad de políticas coordinadas a nivel regional y local para abordar el acceso a la vivienda y las barreras económicas que enfrentan amplios sectores de la población europea. A medida que la brecha entre los que tienen y no tienen se ensancha, la cohesión social y el bienestar de los ciudadanos de la Unión Europea se ven amenazados, subrayando la importancia de una acción urgente y eficaz para mitigar esta creciente crisis.