El Ajedrez como Terapia: Una Herramienta Innovadora para el Parkinson y el Alzheimer

Sergio Ramirez chef

El ajedrez ha comenzado a ser considerado como una actividad con efectos terapéuticos potencialmente beneficiosos para personas que padecen enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. Este interés por el juego de estrategia se fundamenta en diversos estudios que sugieren que la práctica regular del ajedrez podría ayudar a mitigar el deterioro cognitivo asociado a estas condiciones. Con la implementación del ajedrez en las actividades de varias asociaciones de Parkinson y Alzheimer, se están llevando a cabo evaluaciones para observar los efectos en la memoria y la concentración de los participantes.

Con una trayectoria que supera los 1.500 años, el ajedrez tiene sus orígenes en la India durante el siglo VI y ha evolucionado a través de la historia, convirtiéndose en un juego accesible y popular en diversas culturas. La naturaleza intelectual del ajedrez exige un considerable esfuerzo mental, que va más allá de aprender las reglas básicas e implica dedicación constante para alcanzar niveles competitivos. Investigaciones anteriores han explorado la relación entre el ajedrez y las funciones cognitivas, constatando que habilidades como la memoria, atención y planificación están intrínsecamente vinculadas al desarrollo de la estrategia en el juego.

Un metaanálisis reciente ha examinado los efectos de los juegos de mesa tradicionales, incluyendo las partidas de ajedrez, en la prevención del deterioro cognitivo. Entre los resultados, el ajedrez se destacó por su impacto positivo en la calidad de vida de los adultos mayores, lo que abre la puerta a su consideración formal como herramienta en la terapia neurológica.

Chesscul, una escuela que ofrece clases de ajedrez en línea, ha comenzado a desarrollar talleres específicos para pacientes con Alzheimer y Parkinson. Dirigidos por Alberto Toval, fisioterapeuta y ajedrecista profesional, estos talleres buscan promover la memoria y mejorar la concentración a través del aprendizaje guiado del ajedrez. Las sesiones se adaptan a las necesidades de los participantes, comenzando con una introducción a las reglas y continuando con ejercicios prácticos y partidas supervisadas.

Los testimonios recogidos durante estas actividades resaltan la reducción del estrés y la ansiedad, así como un notable impacto emocional positivo en los pacientes y sus cuidadores. Aunque aún no existen suficientes evidencias científicas que certifiquen el ajedrez como una herramienta terapéutica definitiva, su papel en el fomento del bienestar emocional y la mejora de la calidad de vida es evidente.

A medida que un mayor número de asociaciones adopten el ajedrez en sus programas, podría consolidarse como una actividad estándar para apoyar a aquellos que enfrentan los desafíos de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson, contribuyendo así a una vida más rica y satisfactoria.