Lina Attalah, reconocida periodista egipcia y cofundadora de la publicación independiente Mada Masr, ha compartido valiosas reflexiones sobre la libertad de expresión en Egipto y la región durante una reciente entrevista. Su labor ha sido ampliamente reconocida, siendo nombrada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes en 2020 y galardonada con el Knight International Journalism Award, lo que destaca su valentía y compromiso con el periodismo crítico.
En la conversación, Attalah enfatizó la importancia de la libertad de expresión al manifestar que «ser capaz de pensar sin demasiados cálculos y sin miedo» es un principio fundamental. A pesar de las severas restricciones que ha enfrentado Egipto a lo largo de su historia, su pasión por el periodismo proviene de la necesidad de dar visibilidad a aquellas voces que a menudo quedan silenciadas.
La periodista también compartió sus impresiones tras una reciente visita a Siria, donde notó un cambio significativo en la percepción del miedo entre la población. Aunque muchos aún viven en un estado de incertidumbre, el alivio por la disminución de ese temor ha generado un sentido de esperanza ante la represión sufrida por el régimen.
Al reflexionar sobre la situación en Egipto, Attalah destacó la notable transformación desde la revolución de 2011, que abrió un espacio para la libre expresión, hasta la actualidad, donde la situación ha empeorado bajo el gobierno de Abdel Fattah el-Sisi. Este periodo ha estado marcado por un control mediático extremo y una drástica reducción del margen de maniobra para periodistas y activistas. «Todo se ha vuelto más restrictivo», afirmó Attalah, subrayando cómo las críticas han sido casi erradicadas y las repercusiones para quienes se atreven a cuestionar son severas.
La represión estatal se entrelaza con el dominio de grandes empresas tecnológicas, que, según Attalah, no han logrado entender el contexto político y social de Egipto, afectando aún más a los medios independientes. Esta realidad ha forzado a los periodistas a lidiar con un entorno donde la censura puede provenir tanto del gobierno como de corporaciones privadas.
Attalah también hizo mención de Alaa Abd El-Fattah, un prominente prisionero político en Egipto, a quien considera un símbolo de la lucha por la libertad de expresión. Expresó su deseo de que 2025 sea el año en que se logre su liberación, destacando cómo su ausencia ha amplificado su voz en el debate sobre los derechos humanos en el país. «Su voz se ha amplificado a través de la falta que su ausencia representa», comentó.
Finalmente, Attalah lanzó un mensaje directo al gobierno del Reino Unido, instando a actuar con decisión para asegurar la liberación de Alaa. «No puede haber más justificaciones abstractas; simplemente, liberad al hombre. Esto es lo que queda de lo que significa ser un gobierno democrático», concluyó, reiterando la necesidad de esfuerzos en la lucha por los derechos fundamentales en Egipto y la región.