El este de la República Democrática del Congo (RDC) atraviesa un alarmante aumento de la violencia a causa de las acciones del grupo armado no estatal M23, lo que ha desencadenado un nuevo éxodo masivo de personas en una región caracterizada por su abundancia mineral. Las agencias de la ONU ya han emitido advertencias sobre el creciente riesgo de ataques en Goma, capital de Kivu del Norte, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la población civil.
Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, ha manifestado su profunda inquietud sobre la situación. «Cualquier ataque de este tipo contra Goma podría tener consecuencias catastróficas para cientos de miles de civiles, exponiéndolos a violaciones y abusos de los derechos humanos», declaró. Desde la retirada de la Misión de Mantenimiento de la Paz de la ONU en Kivu Sur en junio de 2024, las fuerzas de paz han permanecido en Kivu Norte, donde se mantienen enfrentamientos entre el M23, las Fuerzas Armadas Congolesas y otros grupos armados.
La violencia sexual ha emergido como una problemática alarmante dentro del conflicto, con informes de secuestros de mujeres y niñas que son sometidas a esclavitud sexual, muchas de las cuales han perdido la vida tras sufrir abusos. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha informado que aproximadamente 400,000 personas han sido desplazadas en Kivu del Norte y del Sur este año.
Matt Saltmarsh, portavoz de ACNUR, ha subrayado que la crisis humanitaria se desarrolla sin suficiente visibilidad internacional. Recientemente, han ocurrido bombardeos en campos de desplazados internos, resultando en tragedias, incluido el fallecimiento de dos niños en un ataque en Kivu del Sur. La situación se agrava con la destrucción de refugios y nuevos desplazamientos forzosos, mientras el personal de ACNUR intenta proporcionar asistencia en condiciones extremadamente difíciles.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha expresado su alarma ante la reanudación de las ofensivas del M23, haciendo un llamado urgente al grupo para que cesen sus ataques y respeten el acuerdo de alto el fuego. También ha enfatizado la necesidad de que los estados con influencia sobre los implicados en el conflicto presionen para detener las hostilidades, apuntando que la población local se encuentra agotada por la violencia y el sufrimiento.
Las condiciones de vida para los refugiados son críticas, con opciones de asistencia limitadas. Las provincias de Kivu del Sur y Kivu del Norte albergan actualmente a 4.6 millones de desplazados internos, quienes padecen violaciones de derechos humanos, saqueos y un acceso severamente restringido a servicios básicos. La situación es desalentadora, y la comunidad internacional enfrenta un apremiante llamado a la acción para mitigar la crisis humanitaria que afecta a millones de personas en esta desgastada región.