ONUSIDA Advierte Sobre el Peligro de un Aumento en la Mortalidad por VIH Similar a los Años 90 si EE. UU. No Reestablece la Financiación

María MR

En un clima de creciente alarma por los recortes en la financiación estadounidense de la ayuda humanitaria global, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, ha lanzado una contundente advertencia sobre las consecuencias potencialmente mortales de esta situación. Durante una reciente presentación en Ginebra, Byanyima estimó que sin el restablecimiento del apoyo financiero, alrededor de 6,3 millones de personas podrían fallecer en los próximos cuatro años a causa del VIH/SIDA. La situación se presenta como un posible regreso a los niveles de mortalidad de los años 90 y 2000, con un pronóstico de un alarmante «aumento de diez veces» en comparación con las 600,000 muertes registradas en 2023.

Además de esa trágica proyección, se anticipa un incremento de 8,7 millones en el número de nuevas infecciones, contrastando drásticamente con las 1,3 millones de nuevos casos contabilizados el año anterior. Esta dura realidad se ve intensificada por la reciente congelación de fondos por parte del gobierno estadounidense, que se esperaba revisara su política en el transcurso del próximo mes. Sin embargo, Byanyima expresó su desacuerdo por la falta de compromiso de otros países para suplir el vacío financiero dejado por EE. UU.

La desfinanciación ha tenido efectos devastadores, llevando al cierre de numerosos centros de atención que son cruciales para el suministro de medicamentos antirretrovirales. Esto ha resultado en un deterioro significativo en la atención médica en naciones con la mayor carga del VIH, especialmente en ciertas regiones de África, donde más del 60% de las nuevas infecciones entre jóvenes afectan a mujeres. El impacto de la repentina eliminación de fondos es palpable, con despidos masivos de personal sanitario que han repercutido directamente en la atención a los pacientes.

Susan Kasedde, directora de ONUSIDA en la República Democrática del Congo, ha manifestado su preocupación por la incertidumbre relacionada con la magnitud de los recortes del programa PEPFAR, que ha sido crucial para la prevención y tratamiento del VIH desde su establecimiento en 2003. En este país, aproximadamente 520,000 personas viven con VIH, y los temores sobre la reducción de financiamiento amenazan los tratamientos que son vitales para estos pacientes.

A nivel global, diversas agencias de la ONU han alertado sobre los efectos devastadores de los recortes en la ayuda humanitaria, especialmente en comunidades vulnerables. ACNUR y la OIM han informado que miles de personas han sido privadas de asistencia básica, mientras que UNICEF ha advertido que la falta de financiación pone en grave riesgo los avances en la reducción de la mortalidad infantil.

Byanyima ha hecho un llamado urgente para reconsiderar los recortes y restablecer los servicios vitales que salvan vidas. Subrayó que la retirada abrupta de asistencia ha tenido un impacto devastador, especialmente en África, Asia y América Latina. Además, instó al presidente de EE. UU. a inspirarse en iniciativas previas, como PEPFAR, para desarrollar nuevas soluciones en la lucha contra el VIH. ONUSIDA estima que actualmente hay alrededor de 40 millones de personas con VIH en el mundo, lo que resalta la necesidad imperiosa de continuar con los esfuerzos de prevención y tratamiento para evitar un retroceso significativo en la lucha contra esta enfermedad.