El responsable de la Oficina de Ayuda Humanitaria en los Territorios Palestinos Ocupados, Jonathan Whittall, denunció este miércoles la situación crítica en Gaza, calificándola de “una guerra sin límites” que “desafía la decencia, desafía la humanidad y desafía la ley”. Durante una rueda de prensa realizada por videoconferencia, Whittall pintó un panorama desolador en el que se han registrado un “desfile interminable de horrores” en las últimas semanas. Relató incidentes alarmantes, como el bombardeo de instalaciones de la ONU que resultó en la muerte de un trabajador y la herida de otros.
La situación se ha deteriorado desde la ruptura del alto el fuego, con la reactivación de órdenes de desplazamiento forzado que han afectado a unas 100,000 personas en Rafah. Muchas de estas personas intentan huir bajo el fuego enemigo, y Whittall mencionó que algunos civiles han sido disparados por la espalda mientras intentaban escapar. Desde el 18 de marzo, el número de muertos ha ido en aumento, incluyendo a “decenas de niños”, lo que ha provocado un ambiente de terror y caos.
En la actualidad, el 64% de Gaza se encuentra sometido a órdenes de desplazamiento o confinamiento en una zona tampón, y casi toda la gobernación de Rafah se encuentra involucrada en el conflicto. Los ataques aéreos continúan sin tregua, lo que ha llevado a que los hospitales estén desbordados con las víctimas. Whittall compartió testimonios de sus colegas humanitarios, quienes expresan su deseo de morir junto a sus familias, sintiendo un profundo temor a sobrevivir solos. Subrayó la necesidad de no deshumanizar a los civiles palestinos en medio de esta crisis.
La situación humanitaria es desesperante, con un mes sin suministros vitales, incluida la comida, el combustible y la ayuda humanitaria en general. Se estima que 2,1 millones de personas se encuentran atrapadas, sufriendo bombardeos constantes y hambruna. Las panaderías subsidiadas por el Programa Mundial de Alimentos han permanecido cerradas, y a pesar de los esfuerzos, los trabajadores humanitarios, principalmente palestinos, enfrentan enormes dificultades. Whittall lamentó que “no somos magos”, haciendo referencia a la imposibilidad de manejar la magnitud de la crisis sin un alto el fuego.
La vida de los trabajadores humanitarios también corre un grave riesgo. Joyce Msuya, subdirectora de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria, hizo un llamado al Consejo de Seguridad para que ponga fin a los ataques contra estos profesionales y responsabilice a los culpables. Desde el 7 de octubre de 2023, más de 408 trabajadores humanitarios han perdido la vida en la Franja de Gaza, convirtiéndola en la región más peligrosa del mundo para quienes intentan brindar ayuda. Msuya también destacó la disparidad mediática en la cobertura de los ataques onde se clama mayor atención hacia los trabajadores locales, quienes reciben una cobertura desproporcionadamente baja comparados con sus homólogos internacionales.
En el terreno, al menos 22 personas, entre ellas nueve niños, murieron este miércoles en un ataque israelí contra un centro de salud de UNRWA en Yabalia, que estaba sirviendo como refugio para más de 700 desplazados. Esta tragedia resalta la gravedad de la crisis humanitaria en Gaza, donde muchas familias desplazadas se ven obligadas a permanecer en lugares inseguros, sin ningún sitio adonde ir tras los ataques.