La Deuda Colonial de Haití: ¿Es el Momento de Resolver las Cuentas Dos Siglos Después?

María MR

Haití, un país con un pasado marcado por la lucha por la libertad, enfrenta hoy un desafío significativo en su historia contemporánea. Conocido por ser el primer estado que abolió la esclavitud mediante un levantamiento exitoso en 1804, Haití proclamó su independencia de Francia en un contexto de valentía y determinación. Sin embargo, esta independencia tuvo un costo monumental que aún resuena en la actualidad. En 1825, el país se vio forzado a aceptar el pago de una indemnización exorbitante de 150 millones de francos oro, establecida por las autoridades francesas para compensar a los plantadores por las pérdidas que afirmaban haber sufrido con la emancipación de los esclavos.

Durante un reciente debate en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, la periodista y activista Monique Clesca subrayó la paradoja de esta obligación, enfatizando que se obligó a los que habían luchado por su libertad a compensar a sus antiguos opresores. Esta carga, apodada como un «impuesto sobre la libertad», pronto se volvió insostenible para la joven república. A medida que Haití se encontraba incapaz de cumplir con los pagos, perdió el apoyo francés y se vio forzado a endeudarse con los bancos, creando lo que Clesca calificó como una «doble deuda».

Para 1914, más del 75% del presupuesto nacional se destinaba a indemnizaciones, y Haití liquidó su deuda con Francia solo en 1947. La suma acumulada hasta ese momento equivaldría hoy a aproximadamente 560 millones de dólares, una cantidad que, según expertos, podría haber transformado la economía haitiana si se hubiera invertido en el país.

Actualmente, Haití atraviesa una crisis devastadora, con la violencia de bandas dominando en el 85% de Puerto Príncipe, lo que lo sitúa como la nación más pobre de América Latina y el Caribe, según el Banco Mundial. Análisis del Foro Permanente de las Naciones Unidas para los Afrodescendientes van más allá, sugiriendo que esta situación se debe a los legados del colonialismo, la esclavitud y el peso de deudas históricas e injustas.

En medio de estas críticas, el presidente francés Emmanuel Macron ha propuesto establecer una comisión de historiadores franco-haitianos para evaluar las repercusiones de la indemnización. No obstante, Martin Kimani del Foro Permanente ha advertido que el éxito de esta iniciativa dependerá de la disposición para reconocer las consecuencias de la deuda impuesta.

La exigencia de restitución de los fondos se ha hecho eco en la comunidad internacional y entre los líderes haitianos. Pierre Ericq Pierre, el representante permanente de Haití ante la ONU, ha afirmado que las responsabilidades del pasado colonial deben ser confrontadas colectivamente. Las desigualdades persistentes en Haití son, en su opinión, un resultado directo de este legado opresor.

El clamor por justicia restaurativa se vuelve cada vez más urgente, con demandas para la creación de un fondo internacional de reparaciones. Verene Albertha Shepherd, vicepresidenta del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, ha resaltado la importancia de reconocer la deuda moral hacia los revolucionarios haitianos, quienes lucharon por su libertad en un tiempo de brutal opresión. Así, la historia de Haití, aunque marcada por el sufrimiento, se convierte en un llamado a la memoria y a la acción por una justicia que sigue siendo indispensable más de dos siglos después de su independencia.