En un movimiento sin precedentes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) han llegado a un acuerdo que permitirá al Servicio de Impuestos Internos (IRS) compartir información sobre los contribuyentes que incluyen a ciertos inmigrantes con el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Este acuerdo, formalizado en un memorando de entendimiento (MOU) de 15 páginas, fue divulgado en el contexto de un caso judicial y plantea serias preocupaciones sobre la privacidad de los datos y los derechos de los inmigrantes en el país.
El propósito del acuerdo, según explicaciones del DHS, es prevenir la divulgación no autorizada de información tributaria que podría ser utilizada en la aplicación de leyes de inmigración. Sin embargo, utilizar datos gubernamentales esenciales para la recaudación fiscal en operaciones de vigilancia y aplicación de la ley es considerado un agravio en una sociedad democrática, generando desconfianza entre quienes deben cumplir con sus obligaciones fiscales.
El DHS justificó el acuerdo mediante la Orden Ejecutiva 14161, emitida el 20 de enero de 2025, que ordena identificar y deportar a individuos que se encuentran en el país de forma ilegal. El memorando sostiene que el DHS ha identificado a múltiples personas bajo investigación criminal por violaciones de las leyes federales, especialmente aquellas relacionadas con «no abandonar» el país. Con base en estas acusaciones, el IRS podrá revelar información tributaria que, de otra manera, permanecería protegida por el Código Tributario.
El protocolo para el intercambio de datos establece que ICE podrá solicitar información específica sobre el nombre y dirección de un individuo, los períodos fiscales relevantes y las leyes federales que se investigan. Luego de recibir estas solicitudes, el IRS las evaluará para determinar si la divulgación de información se ajusta a las excepciones legales que permiten la revelación de datos confidenciales.
Sin embargo, este nuevo enfoque ha suscitado críticas. Un informe del NYU Tax Law Center plantea que, a pesar de la razón oficial de investigaciones criminales, existen indicios de que el DHS espera utilizar esta información para deportar a hasta siete millones de personas, un número mucho mayor al que podría considerarse como objeto de investigaciones legítimas. Esto indica que el verdadero motivo detrás del acceso a la información fiscal podría ser la localización de personas para deportaciones civiles, enmascarando tales acciones bajo la pretensión de investigaciones criminales.
Además, la fiabilidad de las solicitudes de ICE es cuestionable, dado que la agencia ha sido acusada de basar sus operativos en informaciones incorrectas. Casos recientes han mostrado arrestos de ciudadanos estadounidenses, lo que refuerza los temores sobre el potencial abuso de esta nueva política.
La implementación del MOU ha provocado la renuncia de varios altos funcionarios del IRS, en un contexto donde la agencia había priorizado la recaudación fiscal y la protección de la privacidad de los contribuyentes. Esta nueva política podría minar la confianza de los inmigrantes en el sistema tributario, obligándolos a elegir entre cumplir con sus obligaciones fiscales o arriesgarse a ser deportados.
La decisión del gobierno federal de implementar este acuerdo no solo plantea preocupaciones sobre la privacidad de los datos y la confianza pública, sino que también evoca lecciones de la historia de Estados Unidos, donde políticas impulsadas por crisis han resultado en abusos de poder. Este acuerdo se suma a la creciente alarma sobre el uso inadecuado de datos en el sector público, convirtiéndose en una herramienta de vigilancia en un contexto donde el equilibrio de poder entre el gobierno y el ciudadano ya enfrenta desafíos significativos.