La situación en Gaza ha alcanzado niveles críticos tras dos meses de bloqueo por parte de Israel, generando un ambiente de desesperación inimaginable entre sus habitantes. La Oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria ha lanzado alertas sobre los devastadores efectos de esta crisis, que se ve agravada por los continuos bombardeos en la región. La activista Olga Cherevko, quien se encuentra en la Franja, describe la escena de personas lanzándose piedras mientras un camión cisterna se marchaba, habiendo agotado su suministro de agua.
La falta de agua potable se ha convertido en un detonante de violentos enfrentamientos entre la población, que se ve obligada a competir por este recurso vital. El hambre, la sed y las enfermedades son parte de la cotidianidad para los civiles, quienes además tienen que enfrentar la violencia. Cherevko narra la angustiante historia de un amigo que presenció a personas quemadas por explosiones, incapaces de recibir asistencia por la falta de agua que pudiera extinguir las llamas. La activista hace un llamado urgente a la comunidad internacional, solicitando decisiones concretas para poner fin al «bloqueo despiadado». Según ella, el futuro del pueblo de Gaza depende de la responsabilidad colectiva de actuar ante esta crisis interminable.
El panorama de los refugiados no es menos desalentador. ACNUR ha alertado sobre el impacto severo de una crisis financiera que ha llevado al cierre de programas de asistencia en varios países. En Colombia, esto amenaza la documentación de cerca de 500,000 migrantes venezolanos, mientras que en Sudán del Sur, el 75% de los espacios de asistencia para mujeres y niños han dejado de funcionar, exponiendo a unas 80,000 víctimas de violencia sexual a la desesperación y el desamparo.
Además, la situación se complica aún más con la retirada de Estados Unidos del programa de reasentamiento de refugiados, lo que ha dejado un vacío significativo en la ayuda humanitaria global. Elizabeth Tan, directora de protección internacional de ACNUR, expresó su preocupación por la sensación de desesperanza que sienten muchos refugiados, quienes ven disminuidas sus oportunidades de alcanzar una vida mejor.
Por su parte, los periodistas en Gaza y Cisjordania enfrentan un sistema represivo que pone en riesgo su labor informativa. Según la ONU, desde el 7 de octubre de 2023, se han registrado 211 asesinatos de periodistas en Gaza, mientras que el acceso de la prensa internacional sigue restringido. En un escenario donde los chalecos de prensa ya no son sinónimo de protección, los periodistas palestinos arriesgan sus vidas para informar sobre la devastación en su tierra.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha alzado la voz frente a los peligros del uso creciente de la inteligencia artificial, que se emplea como herramienta de vigilancia y censura, amenazando la libertad de prensa. Al abordar el impacto desproporcionado en las mujeres periodistas, Türk advierte que el control ejercido por unas pocas empresas sobre esta tecnología podría amplificar ciertas voces y silenciar a la disidencia, poniendo en riesgo la pluralidad informativa y el derecho a la libertad de expresión.