Durante situaciones de crisis provocadas por desastres naturales o conflictos, las probabilidades de que una mujer muera durante el embarazo o el parto se duplican, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad. En este contexto, el papel de las parteras se torna crucial. Su despliegue en áreas remotas o peligrosas ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas para prevenir las muertes maternas y neonatales. Estas profesionales, además de ofrecer servicios de salud sexual y reproductiva, también asumen un rol importante en la atención a las víctimas de violencia sexual y de género, situaciones que suelen intensificarse durante crisis humanitarias.
Con motivo del Día Internacional de la Partera, el 5 de mayo, es fundamental abogar por su inclusión en todas las etapas de preparación y respuesta ante crisis, un paso esencial para salvan vidas y lograr soluciones más efectivas. Silvia Ramos, enfermera y partera profesional, destaca la urgencia de su labor: “Ante una crisis humanitaria, las parteras tienen un papel muy importante, porque las mujeres embarazadas necesitan atención urgente y mayor seguimiento”.
El trabajo de las parteras resulta particularmente valioso en comunidades rurales y de difícil acceso, donde muchas veces representan el primer contacto con el sistema de salud para las mujeres y sus recién nacidos. Con gran dedicación, recorren largas distancias para brindar servicios vitales que salvan vidas. En estas áreas, las mujeres enfrentan riesgos elevados durante el embarazo y el parto, resaltando la necesidad de integrar y fortalecer el papel de las parteras dentro del sistema de salud.
A pesar de su relevancia, la partería sigue careciendo del reconocimiento social necesario y su práctica a menudo no está plenamente integrada en el sistema de salud formal. Según informes recientes, las parteras son capaces de ofrecer hasta el 90% de los servicios esenciales de salud sexual y reproductiva, pero sólo representan un 10% del personal que brinda estos servicios, lo que evidencia un desperdicio significativo de su potencial.
A nivel global, se estima que la integración efectiva de parteras podría salvar 4,3 millones de vidas anualmente para el año 2035. Ramos enfatiza que la partería profesional no solo mejora el acceso a cuidados personalizados, sino que también educa a las mujeres y sus familias sobre los procesos que ocurren en sus cuerpos, garantizando un acompañamiento respetuoso en todas las etapas de la salud femenina.
En México, se están dando pasos hacia el reconocimiento de la partería como parte esencial de la atención integral materna y neonatal. Recientemente, se promulgó una nueva norma que promueve una atención más respetuosa y centrada en el paciente, favoreciendo la colaboración entre los servicios de salud y las parteras.
Desde 2016, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México ha implementado diversas estrategias para fortalecer la partería profesional, centrándose en estándares internacionales y promoviendo un modelo de atención que integre derechos humanos, género e interculturalidad. Estas iniciativas son clave para reducir la mortalidad materna, uno de los principales desafíos de salud que enfrentan las mujeres en edad reproductiva a nivel global.