El Informe sobre Desarrollo Humano, presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha revelado un alarmante aumento de las desigualdades entre países ricos y pobres, marcando el cuarto año consecutivo de esta tendencia negativa. Según el informe, la inteligencia artificial (IA) podría desempeñar un papel crucial en la mejora de millones de vidas, siempre que su uso sea apropiado.
Desde la pandemia de COVID-19, el progreso en desarrollo humano, medido a través de indicadores de libertad y bienestar, ha mostrado un avance lento. Históricamente, estos indicadores habían seguido una tendencia ascendente, generando expectativas de que para 2030 la población mundial disfrutaría de altos niveles de desarrollo. Sin embargo, recientes crisis, incluyendo la pandemia, han estancado estos avances en todas las regiones.
Las tensiones comerciales y la crisis de deuda global han dificultado la capacidad de los gobiernos para invertir en servicios esenciales como la salud y la educación. Achim Steiner, administrador del PNUD, advirtió que esta desaceleración representa una «amenaza muy real para el progreso mundial». Si la tendencia persiste, el objetivo de desarrollo para 2030 podría retrasarse por décadas, resultando en un mundo más inseguro y vulnerable a crisis económicas y ecológicas.
A pesar de los datos desalentadores, el informe resalta el potencial optimista de la inteligencia artificial. La adopción de herramientas de IA ha sido rápida tanto por parte de empresas como de individuos. Entre las recomendaciones se incluyen la modernización de sistemas educativos y de salud, la creación de una economía colaborativa entre humanos y la IA, y el enfoque en las necesidades humanas durante todas las fases del desarrollo.
En América Latina, varios países han comenzado a implementar la IA de maneras innovadoras. Colombia utiliza esta tecnología para mejorar los servicios públicos, empleando sistemas basados en datos para optimizar la gestión de recursos. En México, se ha creado el Laboratorio GenAI, un centro público-privado-académico que amplía el acceso a esta tecnología. Argentina destaca con iniciativas como SOFIA, un chatbot diseñado para ayudar a mujeres víctimas de abuso en línea, mostrando cómo la IA puede ser dirigida hacia la justicia y la inclusión.
El informe también destaca que el futuro de la IA no está predeterminado; en lugar de ello, refleja y amplifica las desigualdades ya existentes en las sociedades. Para evitar lo que se ha denominado «decepción del desarrollo», el PNUD hace un llamado a fortalecer la cooperación global en la gobernanza de la IA, alineando la innovación privada con objetivos centrados en la dignidad humana y la equidad.
Entre las disparidades regionales que se evidencian en el informe, África enfrenta serios obstáculos para el desarrollo debido a la falta de infraestructura. En contraste, Asia Oriental, liderada por China, se posiciona como un centro de investigación en IA, aunque enfrenta brechas significativas en términos de seguridad y retención de talentos. Europa y Asia Central lidian con polarización política y un envejecimiento de la población, viendo la IA más como una interrupción que como una oportunidad. América Latina y el Caribe enfrentan desafíos relacionados con la desigualdad y un ritmo lento en los avances educativos, mientras que los Estados Árabes presentan ambiciones digitales en medio de disparidades significativas.