El Hospital Ruber Internacional ha emitido una grave alerta sobre el pie diabético, una de las complicaciones más comunes y serias de la diabetes que puede llevar a la amputación y pone en peligro la vida del paciente. Este problema de salud, que continúa en aumento, puede ser prevenido si se detecta y gestiona adecuadamente a tiempo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pie diabético se manifiesta como una infección, ulceración o destrucción de tejidos profundos del pie, que se relaciona con alteraciones neurológicas y enfermedades vasculares en personas con diabetes. El Dr. Pablo Gallo González, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del hospital, explica que esta afección no surge de la nada, sino que es consecuencia de un mal control metabólico prolongado, desatención a la salud de los pies, tabaquismo, hipertensión, colesterol elevado, obesidad y un estilo de vida sedentario.
La cifra de amputaciones debido a esta condición es alarmante: cada 30 segundos, una persona pierde una extremidad parcial o total a causa del pie diabético. La falta de riego sanguíneo, asociada a infecciones, eleva notablemente el riesgo de amputación. Una úlcera mal tratada puede infectarse, y sin la circulación adecuada, puede llevar a la pérdida del miembro afectado.
Los signos de alerta suelen incluir úlceras o lesiones en los pies, junto con posibles síntomas como hormigueo, calambres, dolor intenso o pérdida de sensibilidad. En casos de enfermedad vascular, el paciente puede sentir dolor al caminar, incluso en reposo, y el pie puede verse pálido y frío. Si se produce una infección, pueden aparecer malos olores, secreción purulenta y fiebre, lo que requiere atención médica inmediata.
El tratamiento del pie diabético debe ser integral y adaptado a las necesidades del paciente. Desde una perspectiva vascular, es fundamental evaluar el grado de isquemia. El Dr. Gallo menciona que sin un adecuado riego sanguíneo, las heridas no sanan y se podrían necesitar técnicas de revascularización, ya sea mínimamente invasivas o mediante cirugía abierta. En casos de infecciones profundas, será necesario el ingreso hospitalario, el desbridamiento quirúrgico y la administración de antibióticos de amplio espectro.
Afortunadamente, el pie diabético es prevenible. La educación del paciente, su entorno y los profesionales de la salud es clave en este proceso. Las medidas preventivas incluyen revisiones diarias de los pies, el uso de calzado apropiado, control riguroso de los niveles de glucosa, colesterol y tensión arterial, eliminación del hábito de fumar, alimentación saludable y ejercicio regular.
El Dr. Gallo también advierte que la neuropatía puede impedir que el paciente sienta pequeñas heridas, y que la isquemia complica su cicatrización. Por este motivo, una lesión menor puede evolucionar a una úlcera crónica, multiplicando el riesgo de infección y amputación. Por ello, recalca la importancia de cuidar diariamente los pies para evitar complicaciones.
El Dr. Gallo subraya que el pie diabético no es un destino inevitable. Con medidas preventivas, educación y un tratamiento adecuado, es posible prevenir muchas amputaciones y mejorar la calidad de vida de aquellos que viven con diabetes.