Un reciente estudio conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK) ha revelado que uno de cada cuatro empleos a nivel mundial está potencialmente expuesto a la inteligencia artificial generativa. Publicado el martes, el informe titulado «Generative AI and Jobs: A Refined Global Index of Occupational Exposure» ofrece un análisis detallado sobre el impacto que esta tecnología podría tener en el panorama laboral en diferentes países.
De acuerdo con el estudio, el 25% de los empleos a nivel global se encuentran en sectores susceptibles de ser afectados por la IA generativa, cifra que se eleva al 34% en naciones de altos ingresos. Un dato inquietante es que la exposición de las mujeres al riesgo de automatización es notablemente mayor; en países con altos ingresos, el 9,6% de los empleos femeninos enfrentan este peligro, en comparación con solo el 3,5% de los hombres.
Los trabajos más vulnerables se localizan principalmente en el área administrativa, donde los avances en IA han permitido la automatización de numerosas tareas. Sin embargo, también se observa un aumento en la exposición de empleos en sectores altamente digitalizados como los medios de comunicación, software y finanzas. A pesar de la posibilidad de automatización, el informe subraya que muchas tareas aún requerirán intervención humana, lo que limitará la sustitución completa de ciertos roles.
El estudio enfatiza la necesidad de implementar políticas que faciliten las transiciones digitales, cruciales para que los trabajadores puedan adaptarse a los cambios provocados por la IA. Marek Troszyński, coautor del informe, señaló: «Este índice ayuda a identificar dónde es más probable que la IA generativa tenga mayor impacto, permitiendo a los países prepararse y proteger a los trabajadores».
A pesar de las transformaciones que la IA generativa promete traer, el informe sugiere que es menos probable que elimine por completo los empleos. Las barreras tecnológicas y la falta de habilidades adecuadas implican que la implementación de esta inteligencia variará notablemente entre países y sectores. El estudio invita a gobiernos y organizaciones a fomentar un diálogo social y desarrollar estrategias inclusivas que impulsen tanto la productividad como la calidad del empleo, especialmente en las áreas más susceptibles a estas transformaciones.
Janine Berg, economista de la OIT, recalca la importancia de contextualizar el debate sobre la IA: «Lo que necesitamos es claridad y contexto. Esta herramienta ayuda a los países a evaluar la exposición potencial y a preparar sus mercados laborales para un futuro digital más justo».