Aranceles: Protectores del Empleo o Peligros para el Comercio

María MR

Cada mes, la Agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) ofrece una actualización sobre la situación del comercio global. En su reciente informe de marzo, se reveló que, a pesar de que el comercio mundial alcanzó un récord de 33 billones de dólares en el último año, el futuro para 2025 está lleno de incertidumbres. Las tendencias proteccionistas, las tensiones geopolíticas y las disputas comerciales están creando un panorama que sugiere la posibilidad de perturbaciones significativas en los próximos meses.

Luz María de la Mora, directora de la División de Comercio Internacional de la UNCTAD, ha subrayado que el problema radica no en los aranceles en sí, sino en la confusión que surge cuando actores económicos importantes deciden ignorar las reglas del comercio internacional. De la Mora, quien formó parte esencial del equipo negociador que estableció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1992, destacó que los aranceles, aunque considerados impuestos a las importaciones, han sido parte de un sistema comercial diseñado para proporcionar previsibilidad a los productores y a los inversores.

El sistema de aranceles tiene su origen en el GATT de 1948, que posteriormente fue reemplazado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995. Estas instituciones han sentado las bases de un conjunto de normas que aseguran a los actores económicos que los aranceles no cambiarán drásticamente de un año a otro. Aunque los aranceles son una práctica común, su imposición sigue un marco regulativo acordado a nivel internacional.

La experta ha señalado que los países en desarrollo suelen aplicar aranceles más altos con el objetivo de proteger sus industrias locales. Sin embargo, esta estrategia presenta desventajas como el incremento en los costos de producción y en los precios para los consumidores. Además, los gobiernos a menudo utilizan los aranceles como una vía para generar ingresos, lo que puede llevar a precios más altos de bienes importados.

De la Mora también ha reflexionado sobre el impacto del TLCAN, el cual calificó de audaz en su momento, dada su innovación al establecer un acuerdo de libre comercio entre naciones en desarrollo y desarrolladas. La casi total eliminación de aranceles entre México, Estados Unidos y Canadá transformó la economía mexicana, fomentando el crecimiento del sector manufacturero y creando millones de empleos. Aunque algunos sectores experimentaron pérdidas, en términos generales, el acuerdo tuvo un impacto positivo, evidenciado en la integración de México dentro de las cadenas de suministro global.

No obstante, De la Mora advierte que cualquier política comercial debe ser acompañada de medidas que asistan a aquellos que se han visto perjudicados por los cambios. En México, se implementaron programas de apoyo al sector agrícola que apoyaron a los productores en su adaptación a la nueva competencia.

La potencial aparición de una guerra comercial se ha convertido en un tema inquietante. La directora de la UNCTAD ha alertado que la decisión de grandes economías, como Estados Unidos, la Unión Europea y China, de imponer aranceles sin seguir los protocolos establecidos por la OMC, genera una incertidumbre que podría afectar el sector privado. Esta inestabilidad puede ralentizar las inversiones y tener un impacto negativo en el crecimiento económico.

Con el temor de que una desaceleración económica global afecte desproporcionadamente a los países en desarrollo, De la Mora destaca la urgencia de contar con un sistema de comercio internacional que funcione de manera efectiva y predecible. Mantener continuidad y seguridad es esencial para evitar sorpresas perjudiciales. En este contexto, la defensa del multilateralismo se presenta como un elemento crucial para asegurar un futuro comercial más estable y justo para todos.