En Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, la organización sin ánimo de lucro Nia Kali se erige como un refugio vital para niñas, niños y adolescentes que enfrentan las difíciles condiciones de su entorno. Situada en el sector Isla Trinitaria, una zona conocida por su vulnerabilidad y altos niveles de violencia, Nia Kali ofrece actividades como manualidades, tareas dirigidas, danza, y talleres centrados en la violencia de género. Además, proporciona un espacio seguro para mujeres, adultos mayores y personas con discapacidad, promoviendo un ambiente de inclusión y apoyo comunitario.
Isla Trinitaria se encuentra estratégicamente ubicada junto al puerto de Guayaquil, uno de los más activos de América del Sur. Este puerto, aunque crucial para el comercio de frutas y mariscos, también ha facilitado el tráfico de cocaína, contribuyendo al aumento de la violencia vinculada a organizaciones criminales en la región. De acuerdo con datos de la ONU, Ecuador es un país clave en el tránsito de cocaína, enfrentando una oleada de violencia que ha provocado un aumento en las tasas de homicidio en los últimos años.
Inés Santos, presidenta de Nia Kali y lideresa afroecuatoriana, relata cómo su propia experiencia de violencia familiar, que quedó impune por falta de recursos y conocimientos, la inspiró a fundar esta organización. Hace una década, sobrevivió a una situación de violencia que decidió no permitir que sucediera nuevamente, comprometiéndose a prevenir que otros experimentaran lo mismo. Su hija, quien ha seguido sus pasos, se ha convertido en una líder juvenil, impartiendo talleres y apoyando a otras adolescentes de la comunidad.
Nia Kali no solo se enfoca en las actividades desarrolladas dentro de la fundación, sino que busca ampliar su impacto en toda la comunidad. Las adolescentes que asisten a sus talleres comparten lo aprendido en sus centros educativos, ayudando a tejer una red de apoyo entre chicas en situaciones similares. Frente a la creciente deserción escolar en la zona, Nia Kali trabaja arduamente para mantener a los jóvenes en las aulas y proporcionarles herramientas para identificar y enfrentar situaciones de violencia.
La organización también incorpora la educación sexual y la prevención del embarazo, así como de infecciones de transmisión sexual, en su repertorio de actividades. Las sesiones son animadas con batucadas, un ritmo de tambor que capta la atención de los jóvenes, generando un entorno de interés y aprendizaje lúdico. Además, se llevan a cabo talleres sobre nuevas masculinidades, fomentando el respeto y la expresión emocional entre los participantes varones.
Santos ha recibido formación de ONU Mujeres y otras organizaciones, lo que le ha permitido fortalecer Nia Kali y mejorar su capacidad de respuesta ante situaciones de violencia. Bajo la consigna de «Mujeres constructoras de paz», la organización busca empoderar a las mujeres para que se apoyen mutuamente y puedan identificar patrones de violencia en sus vidas.
Con financiamiento proveniente de la venta de artesanías y refrigerios, Nia Kali sigue desempeñando su labor en un entorno desafiante. Santos alberga la esperanza de que los jóvenes que hoy son parte de la fundación se conviertan en los futuros líderes de su comunidad. La misión de Nia Kali, tal como lo indica su nombre, es un testimonio del compromiso y entusiasmo de sus miembros por lograr un cambio significativo en Isla Trinitaria y, a largo plazo, en toda Guayaquil.