Un análisis reciente de UNICEF ha expuesto una preocupante realidad en Asia Oriental y el Pacífico: más de 100 niños menores de cinco años mueren diariamente debido a la contaminación del aire. Bangkok, la capital de Tailandia, se destaca como un ejemplo alarmante, enfrentando niveles de polución que han llevado al cierre de escuelas y a un aumento de las preocupaciones sobre la salud pública.
La directora regional de UNICEF para Asia Oriental y el Pacífico, June Kunugi, destacó que «cada respiración importa, pero para demasiado niños cada respiración puede ser perjudicial». El informe revela que aproximadamente 500 millones de niños en la región habitan en países donde los niveles de contaminación atmosférica superan las pautas de seguridad establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En torno al 91% de estos jóvenes se encuentra en naciones con niveles de ozono que sobrepasan considerablemente los límites recomendados. La contaminación en los hogares, causada principalmente por el uso de combustibles sólidos para cocinar y calentarse, contribuye a más de la mitad de las muertes infantiles atribuidas a la polución. Además, hay 325 millones de niños expuestos a partículas de PM2,5 en concentraciones que superan cinco veces los niveles recomendados, y cerca de 373 millones residen en áreas con altos niveles de dióxido de nitrógeno.
Los riesgos que conlleva esta contaminación no se limitan a problemas de salud inmediatos; también obstaculiza el crecimiento, daña los pulmones y afecta el desarrollo cognitivo, comenzando incluso en el útero. La polución agrava enfermedades respiratorias y puede ocasionar complicaciones a largo plazo como diabetes y enfermedades cardíacas. Los niños de familias con bajos ingresos, que normalmente viven cerca de fábricas o vías con alto tráfico, son especialmente vulnerables.
A su vez, la contaminación impone una carga económica significativa, afectando los sistemas de salud y aumentando los costos asociados. Según el Banco Mundial, en 2019, las enfermedades y muertes atribuibles a la contaminación en la región costaron un 9,3% del PIB, equivalente a más de 2,5 billones de dólares.
Ante esta situación crítica, UNICEF hace un llamado urgente a la acción, solicitando a gobiernos, empresas y comunidades que aborden de manera prioritaria el impacto de la contaminación del aire. Es imperativo establecer políticas climáticas efectivas, avanzar hacia energías limpias y comprometerse a cumplir con las normativas de calidad del aire recomendadas por la OMS. Se insta también a las empresas a adoptar tecnologías limpias y a educadores y padres a trabajar en la promoción de un entorno más saludable para los niños.
Kunugi concluyó subrayando que «las soluciones existen, y nuestro futuro colectivo depende de aplicarlas». UNICEF se compromete a abogar por un mundo más limpio y seguro, desarrollando programas que reduzcan la exposición de los niños a la contaminación y colaborando con comunidades para empoderar a los jóvenes como defensores del aire limpio.