La crisis humanitaria en Haití ha alcanzado niveles alarmantes, con uno de cada ocho niños convirtiéndose en un desplazado interno debido a la creciente violencia provocada por grupos armados que han tomado el control de gran parte de la capital. Según informes del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), más de 500.000 menores han sido forzados a abandonar sus hogares, lo que representa un incremento del 48% desde septiembre del año pasado.
El total de personas desplazadas en el país supera el millón, y la mitad de ellos son niños que requieren asistencia humanitaria urgente. Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, ha manifestado que «es un momento horrible para ser niño en Haití, con la violencia destrozando vidas y obligando a más niños y familias a abandonar sus hogares». Russell subrayó la necesidad inmediata de proporcionar seguridad, protección y acceso a servicios esenciales para los más vulnerables.
La situación se ha agravado por décadas de inestabilidad política, pobreza y desigualdad, lo que ha permitido el crecimiento de grupos armados. En el último año, el reclutamiento de niños ha aumentado un 70%, y estos representan hasta el 50% de las filas de esos grupos, lo que constituye una grave violación de los derechos de los menores.
Además, la crisis de desplazamientos ha hecho que los niños sean especialmente vulnerables a la violencia, incluyendo la explotación y abusos sexuales, que han aumentado en un 1000% en el último año. El acceso a servicios básicos como la educación, atención sanitaria y agua potable también se ha visto severamente interrumpido, elevando el riesgo de desnutrición y enfermedades entre los menores.
La situación es crítica en el área metropolitana de Puerto Príncipe, donde aproximadamente 40.000 personas han huido de sus hogares en tan solo dos semanas. UNICEF estima que tres millones de niños en Haití necesitan ayuda humanitaria, y 1,2 millones están en peligro inmediato.
Ante esta catástrofe, UNICEF hace un llamado a todas las partes involucradas para que cesen las hostilidades y respeten los derechos de los niños, así como para garantizar el acceso de trabajadores humanitarios a las poblaciones necesitadas. Russell enfatizó que «los niños de Haití son los más afectados por una crisis que ellos no han creado» y demandó acciones urgentes del Gobierno haitiano y de la comunidad internacional para proteger sus vidas y su futuro.