Desafíos de la Juventud en América Latina y el Caribe: Informalidad y Falta de Oportunidades

María MR

Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha revelado la preocupante situación laboral de la juventud en América Latina y el Caribe. Titulado «Juventud en cambio: desafíos y oportunidades en el mercado laboral de América Latina y el Caribe», el estudio destaca que las tasas de desempleo entre los jóvenes son tres veces mayores que las de los adultos, un fenómeno que pone de manifiesto las dificultades que enfrentan en su inserción laboral. Además, se estima que el 60% de los jóvenes empleados lo hace en condiciones de informalidad, lo que limita su acceso a trabajos de calidad y a derechos laborales fundamentales.

Ana Virginia Moreira Gomes, directora regional de la OIT, señala que la desigualdad en el acceso al empleo juvenil repercute directamente en el desarrollo socioeconómico de la región. Aunque se han contabilizado avances en los niveles educativos y un aumento en la cantidad de jóvenes que combinan estudios con trabajo, las desigualdades siguen siendo evidentes, y las mujeres son las más afectadas. El informe indica que cinco de cada siete jóvenes que no estudian ni trabajan son mujeres, cuya carga de tareas domésticas y cuidados no remunerados restringe sus oportunidades de empleo.

Adicionalmente, el informe revela una brecha creciente entre las habilidades adquiridas en las aulas y las demandas del mercado laboral. Muchos jóvenes enfrentan dificultades para encontrar empleos que se alineen con su formación académica, lo que es agravado por la expansión del trabajo en plataformas digitales. Aunque este modelo laboral ofrece flexibilidad, también conlleva condiciones precarias y falta de seguridad social.

El descontento con los sistemas de seguridad social y pensiones ha aumentado entre los jóvenes, quienes buscan alternativas de ahorro por su cuenta. Además, la baja participación sindical refleja un desconocimiento sobre derechos y opciones de representación, lo que perpetúa su vulnerabilidad en el mercado.

El informe también advierte sobre el futuro impacto del envejecimiento poblacional en el mercado de trabajo. Este cambio demográfico podría modificar la dinámica de cuidados y la distribución del tiempo entre mujeres y hombres en las próximas décadas. Para abordar estos desafíos, la OIT insiste en la necesidad de un diálogo social que propicie políticas de empleo inclusivas y que faciliten la transición de los jóvenes hacia trabajos dignos.

La OIT propone medidas concretas como el fortalecimiento de sistemas de formación profesional, la creación de empleos de calidad y la ampliación de la protección social, además de promover sistemas de cuidado que permitan a las jóvenes acceder al mercado laboral. En conclusión, el informe enfatiza la imperiosa necesidad de desarrollar programas que vinculen la educación con el mundo laboral, asegurando que las habilidades desarrolladas sean pertinentes y útiles, aprovechando así el potencial transformador de la juventud en la región.