Desafíos Globales: Cop29, conflictos en Ucrania y Gaza, y la controvertida propuesta de impuestos a los ricos

María MR

En una compleja confluencia de crisis globales, la COP29 ha puesto de relieve la urgente necesidad de abordar la reducción de emisiones de metano, un componente clave en la lucha contra el cambio climático. Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, ha instado a gobiernos e industrias a actuar rápidamente en este ámbito. Andersen subraya que la identificación y reparación de fugas significativas de metano son viables y muchas veces sencillas, algunas tan simples como ajustar tornillos. Sin embargo, de las 1,200 alertas emitidas en los últimos dos años por el sistema avanzado del PNUMA, apenas el 1% ha recibido atención, un dato alarmante considerando que el metano generado por el ser humano representa un tercio del calentamiento global actual.

Simultáneamente, Europa sigue lidiando con las devastadoras consecuencias de la invasión rusa en Ucrania, que se aproxima a los mil días con un tremendo costo humano y estructural. Matthias Schmale, de la ONU, ha revelado que la infraestructura energética del país agoniza con un 65% de su capacidad destruida. Los esfuerzos humanitarios se han intensificado para proporcionar calefacción y abrigo a las comunidades más vulnerables, aunque la situación se torna crítica en las ciudades.

En Oriente Medio, Gaza enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes. La entrega de ayuda está severamente obstaculizada por el conflicto y la inseguridad reinante, según Jens Laerke de la ONU. La falta de acceso y la creciente necesidad han dejado a los trabajadores humanitarios prácticamente inmovilizados, un panorama descrito como operar con «piernas rotas».

En un intento de abordar algunos de estos retos, los líderes mundiales se reunieron en la Cumbre del G20 en Brasil, donde se debatió la posibilidad de imponer impuestos a los más ricos para financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un impuesto del 0,14% de la renta mundial podría ser clave para lograr la erradicación de la pobreza para 2030. Brasil ha propuesto un impuesto del 2% a las grandes fortunas, pero la falta de consenso entre potencias económicas ha frenado este avance. Este llamado a gravar riqueza extrema se presenta no solo como una cuestión de equidad social, sino también como una responsabilidad hacia los efectos negativos que las enormes concentraciones de riqueza han tenido en el equilibrio climático global.