La mortalidad materna ha disminuido de manera significativa a nivel mundial, con una reducción del 40% entre los años 2000 y 2023. Este avance ha sido posible gracias a un mejor acceso a servicios de salud esenciales, según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la OMS ha advertido que estos logros se encuentran en peligro debido a recortes sin precedentes en la ayuda humanitaria.
El informe, elaborado en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de la ONU (UNFPA), señala que, aunque ha habido progresos, el ritmo de mejora se ha desacelerado desde 2016. En 2023, aproximadamente 260.000 muertes maternas fueron registradas debido a complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, lo que significa que una mujer muere cada dos minutos por estas causas. Esta situación es aún más grave en contextos humanitarios, donde los servicios de salud materna suelen ser limitados.
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó la importancia de garantizar el acceso a atención materna de calidad y destacó la relevancia de fortalecer los derechos y la salud reproductiva de mujeres y niñas. A pesar de los avances, el informe revela que el embarazo sigue representando un riesgo significativo en muchas partes del mundo, aunque se conocen soluciones efectivas para prevenir y tratar complicaciones.
La pandemia de COVID-19 ha dejado un impacto negativo considerable en la mortalidad materna, con un estimado de 40.000 muertes en 2021 y un total alarmante de 322.000 en 2022, resultado de la interrupción de servicios esenciales para la maternidad. Estos datos resaltan la necesidad urgente de asegurar el acceso constante a la atención sanitaria maternal.
Además, el informe indaga en las profundas desigualdades que persisten en la mortalidad materna entre diversas regiones y países, señalando que casi dos tercios de las muertes maternas globales ocurren en naciones afectadas por conflictos o inestabilidad. Para enfrentar esta problemática, se hace hincapié en la necesidad de mejorar el acceso a la planificación familiar y de abordar problemas de salud subyacentes, como la anemia, la malaria y enfermedades no transmisibles.