La salud bucal es un pilar esencial para el bienestar general, pero en los últimos años han circulado numerosos mitos que pueden causar confusión y afectar negativamente nuestra rutina de cuidado dental. Estos conceptos erróneos pueden llevar a prácticas inadecuadas que, en lugar de proteger nuestros dientes, podrían perjudicarlos seriamente.
Entre los mitos más frecuentes, muchos creen que un cepillado enérgico es más efectivo para eliminar la placa. No obstante, cepillarse con demasiada fuerza puede desgastar el esmalte dental y dañar las encías, provocando sensibilidad dental y retracción gingival. Los expertos recomiendan usar un cepillo de filamentos suaves y realizar movimientos suaves y circulares, dedicando al menos dos minutos al cepillado.
Otro mito extendido es que si no hay dolor, no es necesario visitar al dentista. Sin embargo, muchas enfermedades dentales pueden desarrollarse sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales. Por ello, es crucial someterse a revisiones y limpiezas profesionales al menos una vez al año, incluso en ausencia de molestias.
El tema del blanqueamiento dental también está rodeado de malentendidos. Muchas personas temen que estas prácticas dañen sus dientes. Sin embargo, cuando el procedimiento se realiza bajo supervisión profesional, es seguro y no compromete el esmalte. Alternativas como los dentífricos blanqueadores son una opción segura y accesible para uso diario, ayudando a mantener los dientes blancos al tiempo que los protegen.
Otro error común es pensar que el sangrado de encías es normal. Este síntoma suele indicar inflamación y problemas como gingivitis o periodontitis, situaciones que requieren atención profesional. Además, atribuir el mal aliento exclusivamente a problemas gastrointestinales es incorrecto, pues la mayoría de los casos de halitosis están relacionados con una deficiente higiene bucodental.
El chicle sin azúcar, aunque útil para estimular la producción de saliva, no puede sustituir la eficacia del cepillado en la limpieza de la boca. Igualmente, los colutorios con altos niveles de alcohol no siempre son más eficaces y pueden dañar los tejidos de la boca, destacando la importancia de ver estos productos como complementos y no sustitutos del cepillado.
Finalmente, mientras el azúcar en los dulces es un conocido factor de riesgo para las caries, no es el único culpable. Los carbohidratos, presentes en frutas, jugos y pan, también juegan un papel en el desarrollo de estas lesiones. La genética y una higiene insuficiente son otros factores determinantes.
La proliferación de mitos sobre la salud dental subraya la importancia de buscar información en fuentes confiables y consultar a profesionales para aclarar cualquier duda. Como afirma el especialista Espada, adoptar hábitos de higiene adecuados, acudir al dentista regularmente y desmentir estos mitos son esenciales para mantener una sonrisa sana y duradera.