El Museo del Prado ha dado un importante paso en la ampliación de su colección con la incorporación de la obra maestra de Pedro Pablo Rubens titulada «El martirio de San Andrés». Esta pintura, que se podrá apreciar en la sala 16 B del edificio Villanueva, estará expuesta hasta 2026, coincidiendo con las obras de rehabilitación de la Fundación Carlos de Amberes, una institución dedicada a la promoción de la cultura y los valores europeos.
Javier Solana, Presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, comentó sobre la significativa adición a la colección, destacando el compromiso del museo con la excelencia. «El Museo del Prado nunca se cansa de perseguir la excelencia… esta es la institución que más ‘Rubens’ exhibe en sus salas, pero si hay una oportunidad de enriquecerla y trabajar con otra institución como la Fundación Carlos de Amberes para completar la visión del autor, lo hacemos encantados», afirmó.
Desde la Fundación Carlos de Amberes, su Presidente, Miguel Ángel Aguilar, resaltó que la entrega de «El martirio de San Andrés» al Prado es un acto de justicia para una obra de tal relevancia, que ahora dialogará con otras obras maestras del artista flamenco. La pintura, creada entre 1636 y 1639, es de gran formato, con unas dimensiones de 306 x 216 cm, y fue encargada por Jan van Vucht, un agente de la Imprenta Plantiniana de Amberes, para decorar el altar mayor de la iglesia del Real Hospital de San Andrés de los Flamencos en Madrid, donde se instaló en 1639.
El hospital, fundado en 1606, tenía como misión acoger a los pobres y peregrinos de las diecisiete provincias de los Países Bajos. La iglesia que lo albergaba fue reconstruida en 1621, coincidiendo con el restablecimiento de la soberanía de estas provincias bajo Felipe IV. La inclusión de la festividad de San Andrés en esta iglesia tenía un significado especial, ya que estaba íntimamente ligada a la Casa de Borgoña y su patrón, San Andrés.
En «El martirio de San Andrés», Rubens captura un momento conmovedor, inspirado en «La leyenda dorada» de Jacopo de la Vorágine, donde el apóstol expresa su firme deseo de no ser desatado de la cruz, ya que anhela la llegada de su Rey, mientras una luz celestial envuelve la escena, creando un aura de misterio y devoción.
La Fundación Carlos de Amberes, establecida hace más de cuatro siglos como refugio para los necesitados, continúa manteniendo una fuerte conexión con la cultura de los Países Bajos. Su labor abarca diversas actividades, como exposiciones temporales, talleres infantiles y conferencias que abordan la historia y la futura visión de Europa. La colaboración con el Museo del Prado para la exhibición de esta obra se suma a sus esfuerzos por promover la rica cultura compartida entre España y los territorios que fueron parte de las antiguas provincias de la Monarquía Española.