En el año 2022, el paisaje económico de la Unión Europea (UE) reveló un fenómeno notable: a pesar de que solo el 1% de las empresas productoras de mercado dentro del bloque se encontraban bajo control extranjero, su contribución a la economía resultó ser desproporcionadamente alta, alcanzando el 24% del valor añadido total del mercado de dichos productores. Este pequeño pero influyente grupo de empresas se diversificó principalmente entre entidades de otros estados miembros de la UE, que controlaban el 63%, mientras que el resto estaba en manos de entidades fuera del bloque.
El impacto de las empresas bajo control extranjero varió significativamente entre los países de la UE. Irlanda se posicionó a la cabeza, con un asombroso 71% del valor añadido generado por estas empresas, seguida de cerca por Luxemburgo, con un 55%, y Eslovaquia, con un 52%. En marcado contraste, Francia solo presentó un 16% de valor añadido, con Alemania e Italia situándose modestamente en un 17% cada una.
Cuando se considera la proporción de empresas controladas por intereses extranjeros, Luxemburgo nuevamente se impuso con un 28%. Esto contrasta con Estonia y Polonia, donde las cifras alcanzaron el 11% y el 8% respectivamente. Bélgica, Italia y Francia mostraron los porcentajes más bajos, con umbrales apenas perceptibles de 0,1%, 0,3% y 0,4%.
En términos de empleo, estas empresas extranjeras fueron responsables del 15% de los trabajos en la UE. Luxemburgo lideró nuevamente con un 44% de sus empleos bajo el control de estas entidades, seguido por Polonia con un 34% y Eslovaquia con un 28%. Por otro lado, en países como Grecia, Chipre e Italia, la cifra no superó el 10%.
El año también fue testigo de cambios significativos en el control empresarial dentro de la UE. Las empresas controladas por entidades rusas enfrentaron una caída notable, disminuyendo un 11% en comparación con el año anterior. Esto se tradujo en una reducción del 30% en el número de empleados y autónomos, junto con un descenso del 24% en el valor añadido. En un giro más positivo, las empresas bajo control ucraniano aumentaron su presencia, con un 8% más de empresas, un crecimiento del 6% en empleo y un alza del 12% en valor añadido, señalando un fortalecimiento en tiempos desafiantes.