En un reciente informe presentado al Consejo de Seguridad de la ONU, se han revelado cifras alarmantes sobre la escalada del conflicto entre Israel y Palestina. Entre el 7 de diciembre y el 13 de marzo, al menos 3,860 palestinos perdieron la vida en Gaza y 123 en Cisjordania a causa de ataques de las fuerzas israelíes. Sigrid Kaag, la coordinadora especial de la ONU para el Proceso de Paz en Medio Oriente, destacó el preocupante ritmo de expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, donde se aprobaron 10,600 nuevas viviendas, muchas de ellas en Jerusalén Oriental.
A pesar de la resolución 2334 del Consejo de Seguridad, que condena y considera ilegales estos asentamientos, la situación se deteriora. Kaag ha advertido que las autoridades israelíes han demolido o confiscado 460 estructuras bajo el argumento de que no permiten permisos de construcción accesibles para los palestinos, lo que ha llevado al desplazamiento de 576 personas.
La violencia en Cisjordania ha alcanzado niveles extremos, con un número de incidentes mortales que resulta difícil de contabilizar. Se han documentado 924 palestinos heridos durante operaciones militares israelíes, de los cuales 220 son niños, además de 118 heridos por ataques de colonos israelíes. En contraste, diez israelíes han fallecido a causa de ataques palestinos y 1,711 palestinos han sido arrestados, lo que eleva el total de detenciones a al menos 9,406.
Kaag también ha señalado que Israel ha iniciado la mayor operación militar en Cisjordania desde 2002, que se ha caracterizado por el uso de ataques aéreos y el despliegue de tanques. Esta ofensiva ha resultado en la muerte de más de 20 personas en campos de refugiados y ha desplazado a unas 40,000 personas.
En medio de este ambiente de creciente violencia, Kaag ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje hacia un alto el fuego sostenible y la restauración de la paz, subrayando que el castigo colectivo del pueblo palestino no puede ser justificado. Además, insistió en que Israel, como potencia ocupante, tiene la responsabilidad de proteger a la población civil y garantizar el acceso a recursos básicos.
El informe también destaca el deterioro de la situación humanitaria en Gaza, donde se han reanudado las restricciones en forma de bloqueo, acompañadas de amenazas de ataques aún más devastadores si no se liberan a los rehenes. Las organizaciones humanitarias han alertado sobre una escasez crítica de suministros, lo que podría dar lugar a una crisis humanitaria más profunda en la región.
Ante la gravedad de los acontecimientos, se hace un llamado a la comunidad internacional para que asuma la responsabilidad de abordar las violaciones de derechos humanos y restablecer la ayuda humanitaria a los gazatíes, quienes enfrentan una existencia precaria en medio de un conflicto prolongado. La búsqueda de un proceso de paz viable, que contemple la creación de dos Estados, se considera esencial para lograr una estabilidad duradera en la región.