Impulsar la Financiación Pública en Salud: Una Necesidad Urgente

Silvia Pastor

En un informe reciente sobre vida sana y bienestar, el Secretario General de las Naciones Unidas ha hecho un llamado urgente a los Estados para que implementen una cobertura universal de servicios de salud esenciales. Este enfoque incluye la atención en salud sexual y reproductiva a lo largo de toda la vida, subrayando que la cobertura sanitaria universal es posible, incluso en países con recursos limitados. La propuesta apunta a que estas medidas no solo mejorarán la salud de la población, sino que también impulsarán el crecimiento económico en esas naciones.

Durante la presentación del informe en el 58º período de sesiones de la Comisión de Población y Desarrollo en Nueva York, se enfatizó la necesidad de abordar la salud mediante un enfoque integral. Esto implica invertir en servicios pediátricos, fomentar hábitos saludables entre los adolescentes y asegurar el acceso a atención preventiva y tratamientos para facilitar un envejecimiento saludable.

A pesar de ciertos progresos logrados desde el año 2000, como el aumento de la esperanza de vida en regiones como África y Asia Meridional, así como la reducción de las tasas de VIH y la mortalidad infantil, se han observado preocupantes retrocesos en los últimos diez años. La mortalidad materna se ha estancado, y las cifras de obesidad, diabetes y trastornos mentales han aumentado. Además, la cobertura sanitaria universal ha llegado a un punto de estancamiento, acentuando las desigualdades en el acceso a la salud y generando un incremento en el gasto sanitario catastrófico en muchos hogares a nivel global.

Las recientes emergencias sanitarias, incluida la pandemia de COVID-19, han evidenciado la fragilidad de los sistemas de salud en diversas regiones del mundo. El informe destaca que la falta de inversión en estos sistemas ha llevado a altos niveles de morbilidad y mortalidad prematura en diferentes poblaciones.

Como respuesta a estos desafíos, el Secretario General ha recomendado a los gobiernos aumentar significativamente las asignaciones financieras públicas para la salud y desarrollar estrategias para la contratación y retención de profesionales sanitarios cualificados con salarios competitivos. Se indica que actualmente el 47% del personal sanitario global atiende solo al 22% de la población, lo que revela una clara necesidad de mejorar la distribución de recursos humanos en el sector.

Adicionalmente, el informe sugiere incrementar la cantidad de comadronas para apoyar a madres e hijos, así como incorporar profesionales capacitados en el tratamiento de trastornos mentales. Se propone la formación de agentes de salud comunitarios para que actúen como primeros respondedores en situaciones de emergencia y se alienta a los gobiernos a fomentar la innovación tecnológica en salud, incluyendo el uso de telemedicina.

En conclusión, el documento menciona diversas políticas que podrían ayudar a controlar los costos en el sector salud, como el uso de medicamentos genéricos, la regulación de precios y mejoras en la eficiencia de las adquisiciones, además de la necesidad de reducir desperdicios y prevenir fraudes en el sistema.