La Luz Completa: 600 Revisiones Visuales en la Última Expedición a Marruecos

Juan Martínez

En octubre, Sara Teijeira y Raquel Nacher, dos voluntarias de la Fundación Cione Ruta de la Luz, llevaron a cabo una significativa campaña de voluntariado en Chichaoua, Marruecos. Esta ciudad, situada en la provincia del mismo nombre en la región de Marrakech-Safí, fue el escenario donde lograron prescribir un total de 407 gafas a personas en situación de vulnerabilidad.

Durante su estancia de una semana, las voluntarias realizaron cerca de 600 revisiones visuales, enfocándose especialmente en mujeres, muchas de ellas trabajadoras del campo con un nivel educativo bajo y amas de casa sin estudios. En total, se atendieron a 84 hombres de diversos perfiles socioeconómicos, además de 43 menores de edad.

El proyecto contó con la colaboración de la Equatorial Coca-Cola Bottling Company, que actuó como contraparte local, y el respaldo de la Fundación Elena Barraquer, lo que permitió llevar a cabo un trabajo metódico y estructurado. Las gafas prescritas serán montadas en talleres solidarios en España antes de ser entregadas a los beneficiarios. Durante la campaña, también se distribuyeron otras 200 gafas, divididas entre cien con graduaciones estándar y otras cien de sol.

Las revisiones revelaron diversos problemas refractivos en la población, incluyendo miopías severas y astigmatismos, así como una notable presencia de presbicia en personas de tan solo 35 a 40 años, lo que sorprendió a las voluntarias. Condiciones ambientales como la sequedad y el polvo en suspensión llevaron a alteraciones oculares significativas. Aunque la incidencia de cataratas no fue mayor que en España, sí se observó que afectaba a personas más jóvenes en Marruecos, especialmente en el grupo de edad de 55 a 60 años.

Sara y Raquel también atendieron a seis pacientes con cataratas graves, quienes fueron rápidamente derivados para recibir tratamiento quirúrgico por parte del equipo de la Fundación Elena Barraquer. Ambas voluntarias destacaron la trascendencia de esta experiencia, que no solo les brindó conocimiento técnico, sino que también les permitió establecer una conexión humana profunda, evidenciada en los gestos de agradecimiento y afecto que recibieron.

El impacto del proyecto en la comunidad fue significativo y, al mismo tiempo, dejó una huella emocional duradera en las voluntarias, quienes valoraron la calidez y gratitud de las personas que ayudaron, transformando cada desafío en una recompensa emocional invaluable.