La detección precoz de los cánceres ginecológicos se ha convertido en una herramienta crucial para mejorar la supervivencia de las pacientes y reducir la necesidad de tratamientos invasivos. Juan Céspedes, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Policlínica Gipuzkoa, subraya la relevancia de los programas de cribado y las medidas de prevención en la lucha contra estas neoplasias, que afectan exclusivamente al género femenino.
En España, el cáncer de endometrio es el más común entre los cánceres ginecológicos, con aproximadamente 5.400 nuevos casos anuales. Este cáncer se origina en la capa interna del útero y su síntoma más habitual es el sangrado vaginal anormal. La detección temprana resulta fundamental, dado que el 75% de los casos se diagnostican en etapas iniciales, lo que conlleva a una tasa de supervivencia global del 80-85% a cinco años.
Céspedes explica que los factores de riesgo asociados varían según el tipo de cáncer. Por ejemplo, tanto el cáncer de endometrio como el de mama están relacionados con la obesidad y hábitos de vida no saludables, debido a que el tejido adiposo produce estrógenos que pueden contribuir al desarrollo de estos cánceres. En el caso del cáncer de cérvix, el principal factor de riesgo es la infección por el virus del papiloma humano (VPH), que se transmite a través de relaciones sexuales sin protección.
Para prevenir estos cánceres, el especialista enfatiza la importancia de mantener un peso saludable mediante una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico, lo que puede ayudar a disminuir el riesgo de cáncer de endometrio y mama. En cuanto al cáncer de cérvix, la vacunación contra el VPH y la adopción de prácticas sexuales seguras son medidas clave.
La implementación de programas de cribado es esencial para la detección anticipada de cánceres como el de mama y cérvix. Se recomienda que las mujeres a partir de los 50 años realicen mamografías cada dos años, salvo que haya antecedentes familiares que requieran un seguimiento más detallado. Para el cáncer de cérvix, se utilizan citologías y pruebas de VPH, con frecuencias variables según los resultados anteriores.
Céspedes concluye que el seguimiento de los programas de cribado, la vacunación contra el VPH y el mantenimiento de un estilo de vida saludable son las mejores estrategias para prevenir los cánceres ginecológicos y aumentar la tasa de supervivencia. La detección temprana sigue siendo la clave para obtener un pronóstico favorable y mejorar la calidad de vida de las pacientes.