Durante la Semana Santa de 2025, España vivió un acontecimiento histórico en su sistema eléctrico al operar con solo dos reactores nucleares en funcionamiento. Este hito fue posible gracias a la elevada producción de energía renovable, proveniente de fuentes solares, eólicas e hidráulicas, así como a una demanda reducida. El resultado fue no solo satisfacer el consumo eléctrico del país, sino también exportar excedentes a naciones vecinas, lo que subraya un avance significativo en la transición hacia un modelo energético más sostenible.
En esta ocasión, el sistema eléctrico español dependió exclusivamente de los reactores Ascó II y Vandellós II, localizados en Cataluña y gestionados por Endesa. Los otros reactores permanecieron inactivos, en gran parte debido a la falta de rentabilidad generada por los excepcionalmente bajos precios en el mercado mayorista de electricidad. Tradicionalmente, la producción nuclear en España no había bajado de los 3000 MWh de forma habitual; sin embargo, en esta Semana Santa se registró la cifra más baja, con un mínimo medio diario de 2036,7 MWh durante tres días consecutivos.
La generosa primavera de 2025 facilitó que las energías renovables pudieran cubrir casi toda la demanda eléctrica. Este fenómeno no solo ocasionó caídas significativas en los precios del mercado, que en ciertos momentos llegaron a ser negativos, sino que también llevó a un incremento en las exportaciones de energía eléctrica a los países interconectados con el sistema peninsular español. Este contexto ha demostrado que el sistema eléctrico es capaz de adaptarse y desempeñarse eficazmente con menor dependencia de la energía nuclear.
Los eventos de esta Semana Santa reafirman la idea de que la transición energética ha dejado de ser un mero concepto para convertirse en una realidad palpable. Este cambio es notable, al pasar de una dependencia esencial de la energía nuclear a un sistema capaz de operar con flexibilidad y eficiencia, impulsado por energías renovables. Sin embargo, este avance también resalta la creciente necesidad de desarrollar tecnologías de almacenamiento de energía, como baterías, bombeo hidráulico y generación de hidrógeno verde, elementos que son ahora fundamentales para una adecuada gestión de las fuentes renovables.
La Semana Santa de 2025 no solo refleja un cambio en la política energética del país, sino que también ejemplifica que el futuro energético de España está en marcha. Las decisiones que se tomen en el presente serán cruciales para maximizar el potencial de un sistema basado en energías renovables eficientes y limpias. La dinámica del mercado eléctrico se redefinirá a medida que las tecnologías más sostenibles vayan reemplazando a las más costosas y contaminantes, marcando así el inicio de una nueva era en la que España se erige como un líder en la transformación hacia un modelo energético más sostenible.