En los últimos años, se ha observado un aumento en el uso de demandar civiles por parte de individuos y corporaciones con amplios recursos, con el fin de silenciar a críticos y opositores. Estas Demandas Estratégicas Contra la Participación Pública, conocidas como SLAPPs, no buscan necesariamente ganar en los méritos legales, sino más bien acosar a periodistas, activistas y consumidores para que guarden silencio sobre expresiones protegidas. Aunque 34 estados de Estados Unidos cuentan con leyes que protegen contra estos abusos, aún no existe una protección efectiva a nivel federal.
Recientemente, los representantes Jamie Raskin y Kevin Kiley presentaron una legislación bipartidista, la Ley de Protección a la Libertad de Expresión, la cual representa una de las mejores oportunidades en años para asegurar una sólida protección federal para quienes enfrentan demandas acosadoras y sin fundamento. Esta ley podría ser una herramienta crucial para prevenir el uso de SLAPPs como armas legales que favorecen a los poderosos.
Las SLAPPs son frecuentemente utilizadas por individuos o empresas criticadas públicamente, quienes usan estas demandas como un mecanismo de intimidación. En muchos casos, los demandantes no buscan ganar el caso, sino ejercer presión a través del estrés y el elevado costo que implica la defensa legal, lo que puede llevar al silencio o intimidación de los denunciantes.
Aunque las leyes anti-SLAPP a nivel estatal han demostrado su efectividad, su aplicación en cortes federales es limitada. Esto permite que ciertos demandantes manipulen el sistema judicial presentando sus demandas en jurisdicciones con leyes débiles o inexistentes sobre SLAPP.
A lo largo de los años, se han visto varios ejemplos de cómo las SLAPPs se han utilizado para atacar a activistas y críticos online. Un caso notable es el de los activistas en Uniontown, Alabama, quienes fueron demandados por una empresa por depositar cenizas tóxicas en un vertedero local, reclamando $30 millones por difamación. Otro caso involucró a Shiva Ayyadurai, quien presentó una demanda de $15 millones contra un blog por cuestionar su afirmación de haber inventado el correo electrónico. Además, el congresista Devin Nunes ha presentado múltiples demandas contra críticos en Twitter, aprovechando las debilidades de las leyes anti-SLAPP en ciertos estados.
La Ley de Protección a la Libertad de Expresión permitiría a los demandados presentar una moción especial para desestimar la demanda, la cual el tribunal deberá resolver en un plazo de 90 días. Si se concede la moción, las reclamaciones se desestiman, y en muchos casos, se podría recuperar los costes legales del demandante.
La Electronic Frontier Foundation (EFF) ha defendido durante más de 30 años los derechos de expresión online y subraya que una legislación federal robusta contra las SLAPPs podría contribuir significativamente a crear un entorno en línea donde cualquier persona pueda expresarse libremente y abogar por el cambio, especialmente frente a aquellos con más poder y recursos. La EFF insta al Congreso a aprobar urgentemente la Ley de Protección a la Libertad de Expresión.