Los Pueblos Indígenas y su Lucha Silenciada Frente a la Crisis Climática Global

María MR

Un nuevo informe sobre la situación de los Pueblos Indígenas del Mundo revela un preocupante desequilibrio en la acción climática a nivel global. Aunque estos pueblos constituyen solo el 6% de la población mundial, son responsables de proteger el 80% de la biodiversidad del planeta, mientras que reciben menos del 1% de la financiación internacional destinada a combatir el cambio climático.

El estudio, publicado bajo la supervisión de la ONU, destaca la falta de urgencia y equidad en las iniciativas climáticas actuales. A menudo, los proyectos de energía renovable se desarrollan sin el consentimiento de estas comunidades, y las decisiones políticas se toman sin tener en cuenta sus voces. Esto ha llevado a que los pueblos indígenas queden excluidos de las soluciones climáticas y sean desplazados de sus territorios. Hindou Oumarou Ibrahim, presidenta del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, subraya que, aunque son los más afectados por la crisis climática, no se consideran víctimas, sino “custodios del mundo natural”, dedicados a mantener el equilibrio del planeta para las futuras generaciones.

El informe también resalta la necesidad de reconocer y valorar el conocimiento indígena, sugiriendo que debe ser considerado un saber científico y técnico, en lugar de ser relegado a lo “tradicional” o folclórico. Este conocimiento, fruto de prácticas inherentes a sus relaciones con los ecosistemas, ha demostrado su relevancia; un ejemplo de esto es la recuperación de prácticas agrícolas por parte de una comunidad quechua en Perú, que les ha permitido adaptarse a los cambios climáticos y ahora comparten como modelo con agricultores en Costa Rica.

No obstante, el informe advierte que muchas soluciones verdes pueden resultar perjudiciales para las comunidades indígenas. Proyectos destinados a promover biocombustibles, compensación de carbono y extracción de minerales para energías limpias frecuentemente generan conflictos en lugar de reconocer a estas comunidades como socios vitales en la lucha contra el cambio climático.

El informe también enfatiza la conexión entre el cambio climático y la salud de las comunidades indígenas. Un capítulo, encargado por la Organización Mundial de la Salud, describe cómo el impacto del clima no solo afecta la salud física, sino también la vida social, cultural y espiritual de estos pueblos. Las mujeres indígenas son especialmente vulnerables y enfrentan desafíos, incluyendo deficiencias nutricionales debido a la pérdida de acceso a recursos tradicionales.

A pesar de tales adversidades, la resiliencia de las comunidades indígenas se revela a través de la implementación de estrategias locales de adaptación, muchas de las cuales son impulsadas por mujeres y ancianos. Estas incluyen la restauración de dietas tradicionales y la adaptación de calendarios de cosecha a los nuevos ciclos ecológicos.

Un aspecto crítico del informe es la exclusión de las comunidades indígenas de la financiación climática internacional, de la que reciben menos del 1%. Se plantea la urgente necesidad de no solo aumentar esta financiación, sino también de transformar su gestión, sugiriendo la creación de mecanismos liderados por indígenas y la protección de sus derechos sobre los datos relacionados con sus territorios. Sin estos cambios fundamentales, las iniciativas climáticas podrían perpetuar las exclusiones y despojos históricos que han afectado a los pueblos indígenas, comprometiendo así los objetivos ambientales a nivel global.