En los últimos días, una nueva herramienta de Inteligencia Artificial (IA) ha capturado la atención y creatividad de los usuarios en las redes sociales al permitirles transformar fotos personales en imágenes que mimetizan el emblemático estilo del Studio Ghibli. Este fenómeno ha generado entusiasmo, pero también ha despertado alertas sobre los peligros que acompaña esta tendencia, especialmente en relación con la privacidad de los menores.
Expertos de Qustodio, una plataforma enfocada en la seguridad online y el bienestar digital, advierten que el fenómeno del «sharenting», que implica compartir imágenes de niños en redes sociales, se complica con la utilización de aplicaciones de IA. Aunque las fotos generadas no se publican directamente en las redes, son almacenadas en la nube de estas plataformas, muchas de las cuales pueden carecer de políticas rigurosas sobre la gestión de datos. Esta situación representa un riesgo considerable, ya que los rostros de los niños pueden ser utilizados sin su consentimiento explícito, abriendo la puerta a la exposición de sus datos biométricos.
Los especialistas de Qustodio destacan la necesidad de proteger la identidad de los niños en un entorno digital donde los datos personales son extremadamente valiosos. Para ello, sugieren una serie de recomendaciones que los padres deberían considerar al emplear estas herramientas. En primer lugar, se aconseja evitar el uso de fotografías personales. La IA tiene la capacidad de generar imágenes a partir de descripciones, lo que ayuda a reducir el riesgo de exposición. En segundo lugar, es esencial investigar cómo la plataforma maneja y comparte la información, eligiendo siempre no compartir datos sensibles siempre que sea posible. Por último, es crucial fomentar el diálogo con los niños sobre cómo funciona la IA y los riesgos que conlleva, ayudándoles a comprender la importancia del consentimiento antes de compartir imágenes de otros.
Emily Lawrenson, gerente de comunicación de Qustodio, enfatiza que aunque la IA Generativa presenta oportunidades emocionantes, también demanda una reflexión crítica sobre sus limitaciones y riesgos. «Subir una foto entrañable puede parecer un gesto inocente, pero es importante recordar que, una vez que está en la nube, perdemos el control sobre su destino», concluye Lawrenson. La conversación sobre el uso responsable de la tecnología se vuelve más relevante que nunca en una era donde la innovación y la privacidad deben coexistir.
