En los últimos tres años, la invasión rusa a gran escala ha dejado una huella profunda en la vida de millones de niños en Ucrania, quienes han tenido que enfrentarse a una serie de experiencias traumáticas que incluyen violaciones a sus derechos fundamentales. Según un reciente informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, la situación actual se ha convertido en una crisis alarmante, donde más de 737,000 niños han sido desplazados a causa de las hostilidades, y muchos de ellos están experimentando graves dificultades en su vida diaria.
El conflicto armado ha provocado interrupciones en servicios esenciales y ha generado desplazamientos masivos que amenazan los derechos de los menores en aspectos cruciales como la salud, la educación y el derecho a vivir en un entorno familiar estable. Volker Türk, Alto Comisionado para los Derechos Humanos, subrayó que la guerra ha expandido las violaciones a los derechos humanos de manera significativa, infligiendo un sufrimiento inimaginable en la infancia. “Sus derechos se han visto menoscabados en todos los aspectos de la vida, dejando profundas cicatrices, tanto físicas como psicosociales”, afirmó Turk.
Desde el inicio del conflicto hasta finales de diciembre de 2024, se han registrado 669 muertes de menores y 1,833 heridos. La mayoría de estos incidentes han sido ocasionados por el uso de armas explosivas en zonas densamente pobladas, lo que representa un riesgo elevado para la seguridad de los niños, especialmente en áreas ocupadas. Además, más de 3.6 millones de personas han sido desplazadas en territorio ucraniano, entre las cuales 737,000 son niños que, en muchos casos, han quedado separados de uno de sus padres, lo que incrementa su vulnerabilidad.
Particularmente preocupante es la situación que enfrentan los menores en las regiones ocupadas, donde algunos han sido forzadamente trasladados a Rusia, en actos que podrían ser considerados crímenes de guerra. Esto se ve agravado por las nuevas políticas impuestas en estas áreas, que incluyen la obligatoriedad de adquirir la ciudadanía rusa y la imposición de un sistema educativo que excluye la lengua ucraniana, priorizando en cambio la formación militar y la propaganda bélica, en una violación manifiesta del derecho internacional humanitario.
La infraestructura educativa ha sufrido un impacto devastador, con al menos 1,614 ataques reportados que han dañado o destruido escuelas, de los cuales un 71% tuvo lugar en áreas bajo control ucraniano. Actualmente, más de un tercio de los niños están recibiendo educación en línea, en condiciones que son interrumpidas por alertas de bombardeos y cortes de electricidad, lo que dificulta seriamente su proceso de aprendizaje. Las barreras son aún mayores para los niños con discapacidades, quienes a menudo no reciben el apoyo necesario para continuar su educación.
Ante esta sombría perspectiva, el Alto Comisionado Turk ha enfatizado la necesidad urgente de reconocer y abordar estas violaciones a fin de garantizar un futuro en el que todos los niños ucranianos puedan reivindicar sus derechos en un medio que les permita desarrollarse plenamente, libre de las secuelas de la guerra y la ocupación.