El Sahel, una región ya vulnerable, enfrenta un alarmante aumento en la inseguridad alimentaria, un problema que se ve agravado por el cambio climático y que afecta de manera desproporcionada a las niñas y mujeres jóvenes. Un reciente informe de Plan International, titulado «A Gathering Storm», destaca esta crítica situación que se manifiesta en varios países del Sahel. El documento revela cómo las elevadas temperaturas, las sequías prolongadas y las lluvias irregulares destruyen cultivos, intensifican la pobreza y obligan a muchas niñas a abandonar sus estudios.
Concha López, directora general de Plan International, enfatizó la urgencia de esta crisis, señalando que la falta de recursos hídricos obliga a las jóvenes a recorrer largas distancias en busca de agua, exponiéndolas a riesgos de violencia y presión para contemplar el matrimonio infantil como un medio de supervivencia. López hizo un llamado a la comunidad internacional y al Gobierno de España para fortalecer su compromiso con la adaptación climática y la necesidad de que se escuche la voz de las jóvenes en la formulación de políticas.
El informe, que incorpora las perspectivas de 25 jóvenes investigadoras y testimonios de cerca de mil chicas de entre 15 y 24 años en países como Burkina Faso, Camerún, Chad y Nigeria, pone de manifiesto la dura realidad a la que se enfrentan. Muchas de estas jóvenes deben dividir la escasez de alimentos con su ganado o, en el peor de los casos, trocar su propio bienestar por el de los demás. Una impactante declaración de una joven de Guinea resume la desoladora situación: “si no hay nada que comer, no tienes otra opción que casar a tu hija”.
Las distancias kilométricas que estas niñas deben recorrer para conseguir agua las hacen vulnerables a situaciones de acoso y violencia, además de comprometer su salud al estar expuestas a agua contaminada y a la falta de recursos para mantener una higiene menstrual adecuada. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, las jóvenes en el Sahel están liderando iniciativas de adaptación al cambio climático, participando activamente en proyectos de reforestación y gestión de residuos.
Frente a esta realidad, Plan International está instando a los donantes internacionales a aumentar la financiación en iniciativas lideradas por niñas y mujeres jóvenes. Asimismo, se requiere que los gobiernos incluyan a estas jóvenes en los procesos de toma de decisiones. Invertir en infraestructuras que garanticen acceso al agua y en la adaptación de escuelas a los riesgos climáticos es crucial para asegurar el futuro de la región. Las jóvenes no solo son víctimas de esta crisis, sino que también se posicionan como actores fundamentales en la búsqueda de soluciones hacia un futuro más sostenible.
