El año pasado, el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA) registró cerca de 150 incidentes relacionados con el manejo ilegal o no autorizado de material nuclear y radiactivo, una cifra que aunque se mantiene en línea con reportes de años anteriores, suscita serias preocupaciones sobre la seguridad nuclear a nivel global. Entre estos incidentes, se identificaron tres casos con intenciones maliciosas claras y, en otros 21 casos, las autoridades no lograron determinar la naturaleza del evento, lo que refuerza la incertidumbre acerca de la seguridad de la gestión de estos materiales.
Uno de los datos más alarmantes observados en 2024 ha sido el aumento en la detección de materiales industriales contaminados. Elementos como tuberías y piezas metálicas han ingresado inadvertidamente a las cadenas de suministro, evidenciando las dificultades que enfrentan varios países para prevenir el vertido no autorizado de fuentes radiactivas. Esta situación se convierte en un potencial riesgo al no contar con una regulación y vigilancia adecuada.
El transporte de materiales radiactivos se considera uno de los puntos más vulnerables dentro de la cadena de seguridad nuclear. En la última década, se ha reportado que el 65% de los robos de materiales nucleares ocurren durante su traslado, siendo estos recursos esenciales en sectores como la medicina y la investigación científica. Este alto índice de incidentes resalta la urgente necesidad de fortalecer las medidas de seguridad durante el transporte y de mejorar la colaboración internacional para manejar estos materiales de manera segura a lo largo de toda la cadena de suministro.
El IAEA, en su papel crítico de supervisar los materiales nucleares, ha instado a los estados miembros a robustecer sus protocolos de seguridad. En 2024, 32 de los 145 países que participan en dicho organismo presentaron informes a la base de datos del IAEA, lo que evidencia un esfuerzo conjunto para mejorar la seguridad nuclear. Elena Buglova, directora de la División de Seguridad Nuclear del IAEA, subrayó que los reportes de incidentes durante los últimos 30 años han sido fundamentales en la lucha contra el tráfico ilícito y otros usos no autorizados de materiales nucleares, destacando la necesidad de mantener una vigilancia constante ante la evolución de estas amenazas.
