Ana Martínez Buil, dermatóloga de Policlínica Gipuzkoa, ha destacado la problemática de las cicatrices abultadas o hipertróficas, que suelen aparecer tras cirugías, quemaduras o heridas accidentales. A pesar de que el organismo cuenta con un proceso natural de regeneración, en algunos casos la cicatrización se altera, resultando en marcas visibles que pueden afectar tanto la calidad de vida como la autoestima de quienes las padecen.
La especialista diferencia entre cicatrices hipertróficas y queloides. Las primeras permanecen dentro de los límites de la herida original, mientras que los queloides se extienden más allá. Según la Sociedad Española de Heridas, entre el 5% y el 15% de las heridas pueden evolucionar hacia estas formas anómalas de cicatrización, que pueden surgir tras intervenciones quirúrgicas, perforaciones, traumatismos o acné, con síntomas molestos como picor o dolor.
Martínez Buil también señala que la predisposición genética es un factor crucial. Algunas personas, por su historial familiar o tipo de piel, son más propensas a desarrollar cicatrices hipertróficas o queloides. Asimismo, la localización de la herida tiene relevancia; ciertas áreas, como el esternón y los hombros, son más susceptibles. La edad es otro elemento a considerar, ya que los jóvenes presentan una mayor tendencia a cicatrizar en exceso.
La dermatóloga subraya la importancia del cuidado adecuado de las heridas para prevenir cicatrices anómalas. Es fundamental seguir las indicaciones médicas y evitar acciones que puedan interferir en la cicatrización, como levantar peso o realizar esfuerzos en la zona afectada. Para quienes están en riesgo, existen tratamientos preventivos, como la luz pulsada intensa o el láser fraccional, que pueden modular la cicatrización antes de que aparezcan signos visibles.
Una vez que se forman, hay diferentes opciones de tratamiento para las cicatrices hipertróficas y queloides. Las infiltraciones de fármacos pueden ayudar a reducir la formación excesiva de tejido, y se pueden combinar con sesiones de láser o luz pulsada para optimizar los resultados estéticos. En casos más severos, donde la cicatriz causa un gran malestar, se evalúa la posibilidad de cirugía para eliminarla.
La especialista también advierte sobre errores comunes que pueden complicar el proceso de cicatrización. Actividades cotidianas, como cargar bolsas pesadas o hacer ejercicio prematuramente, pueden tener un impacto negativo en la herida. Por esta razón, es esencial que los pacientes mantengan un seguimiento médico y comprendan que la cicatrización requiere tiempo y cuidado, incluso después de que la herida se cierra.
Finalmente, se recomienda que las personas con predisposición genética o heridas en áreas de riesgo busquen atención dermatológica de inmediato. Esta acción temprana permite iniciar tratamientos preventivos más efectivos. Si se observan síntomas como picor excesivo, dureza o un crecimiento inusual de la cicatriz, es crucial consultar a un dermatólogo lo antes posible para evaluar las opciones de tratamiento disponibles.