Récord Histórico del Envejecimiento en España: 142 Mayores de 64 Años por Cada 100 Menores de 16

Juan Hernández

En 2024, España ha alcanzado un nuevo récord en su índice de envejecimiento, alcanzando un 142,3%. Este dato alarmante indica que hay 142 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, lo que representa un incremento de 5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, cuando el índice era del 137,3%. Este crecimiento es el más significativo registrado en la serie histórica y ha sido objeto de estudio por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, lo que subraya la creciente preocupación sobre cómo este fenómeno demográfico impacta el mercado laboral y la necesidad de valorar el talento sénior.

Las comunidades autónomas más afectadas incluyen Asturias, donde el índice de envejecimiento es del 257,2%, seguida de Galicia (224,3%) y Castilla y León (223,8%). Estas regiones presentan más del doble de personas mayores de 64 años en comparación con la población menor de 16. En contraste, Ceuta (69%), Melilla (56%) y Murcia (98%) son las únicas áreas que aún mantienen porcentajes por debajo del 100%, lo que sugiere una mayor proporción de población joven.

Este aumento en el envejecimiento de la población es atribuible a una serie de factores, incluidos la baja tasa de natalidad y un aumento constante en la esperanza de vida, que en 2023 alcanzó los 83,2 años. Desde el año 2000, cuando España se clasificó por primera vez como un país envejecido, el índice ha ido en ascenso, siendo a día de hoy un 29,7% superior al de hace una década (112,6% en 2014).

Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, comenta que este aumento en el envejecimiento revela la urgencia de considerar al talento sénior como un elemento crucial para la competitividad empresarial. Sin embargo, persisten barreras en los procesos de selección que dificultan el acceso de estos profesionales al mercado laboral, un aspecto contradictorio en un contexto donde hay escasez de trabajadores.

Mesonero también enfatiza la importancia de implementar estrategias de formación continua que permitan a las empresas maximizar el potencial de sus empleados más experimentados. Destaca que es fundamental no excluir a los profesionales mayores de 50 años ni a aquellos desempleados de larga duración o con discapacidad. Además, sugiere que activar la población migrante podría ser parte de la solución a la falta de mano de obra.

Frente a este imparable aumento del envejecimiento, es esencial replantear las políticas de empleo y fomentar una cultura empresarial que valore la diversidad etaria. Apostar por el talento sénior no solo es una necesidad social, sino que también resulta crucial para garantizar la competitividad y la sostenibilidad del sistema socioeconómico en España.