Imagina que estás en tu casa. Ha sido un día de mucho calor y, cuando llegas a tu dormitorio, descubres que hace aún más calor que de donde vienes. ¿Por qué es posible? Como sabes, uno de los consejos que nos dan muchos es que, a primera hora del día, cerremos persianas, ventanas y cortinas para protegernos del calor y que este no entre en la casa, a fin de mantenerla fresca.
El problema es que, al estar todo cerrado, se condensa el calor que emanamos, así como el de la temperatura en casa, haciendo que, por la tarde, las habitaciones se caldeen al punto de ser incómodas. Afortunadamente, hay formas de aliviarlo en las habitaciones. ¿Quieres saber cómo?
Cómo refrescar las habitaciones del calor
Después de un día de mucha calor, lo que uno quiere es poder meterse en la cama y descansar con una temperatura agradable. El problema es que esto no siempre se consigue. ¿O quizá sí? Te damos algunos trucos para bajar la temperatura de las habitaciones y, de paso, lograr sentirte mejor en la habitación.
Moja las cortinas
Empezamos con algo que puede costarte, sobre todo hacerlo todos los días, pero que se nota bastante cuando lo hagas. Hablamos de humedecer las cortinas, no al punto de que goteen, pero sí que estén húmedas.
El agua conseguirá que la temperatura baje, sobre todo si usas agua helada o consigues meter las cortinas en agua fría. Así, cuando abras las ventanas, la brisa hará que las cortinas se muevan y emanarán ese frescor a toda la habitación.
Al cabo de unas horas ya no servirá porque se habrán secado, pero merecerá la pena, sobre todo para dormir.
Echa agua en las sábanas
Cuidado, no estamos diciéndote que cojas un cubo con agua y lo eches encima de las sábanas del colchón. Pero sí que puedes coger un bote de spray y llenarlo con agua fría para pulverizar las sábanas.
Cuando te metas en la cama la notarás fresquita, pero también el ambiente se beneficia, al bajar unos grados la temperatura con este gesto.
Moja el suelo
Otra opción es la de mojar el suelo, pero aquí dependerá del tipo que tengas. Por ejemplo, si es madera, el agua no es el mejor compañero para este material, y te puedes cargar fácilmente el suelo al estar fregándolo continuamente. Sí puedes pasarle la fregona humedecida, e incluso fregarlo de vez en cuando.
El objetivo es hacer que el frescor del agua disipe el calor, aunque para ello lo mejor es fregar con la ventana abierta, para que este se vaya.
Usa ambientadores frescos
Es otra de las opciones que puedes aplicar para refrescar las habitaciones y no sentir tanto calor. Eso sí, tienes que escoger fragancias que sean frescas. Al principio te recomendamos aplicarlas cuando abras las ventanas y luego de nuevo cuando vayas a entrar en la habitación para aliviar la sensación térmica que pueda haber.
Pon plantas en las habitaciones
Antes se pensaba que las plantas no eran buenas compañeras para las habitaciones, porque robaban el oxígeno y eso hacía que inhalaras dióxido de carbono, con lo que era perjudicial.
Ahora sabemos que hay plantas que son buenas para los dormitorios porque oxigenan. Y esas son las que te recomendamos poner en las habitaciones. No es porque vayan a oxigenarla, que también, sino porque al poner una planta, puedes colocar un platito con guijarros y agua, creando una humedad en la planta de la que también se beneficia la habitación.
No es que con ello vayas a conseguir que baje mucho la temperatura, pero sí al menos unos grados que siempre se agradecen. Además de que te dará una visual más «natural».
Usa humidificadores
Los humidificadores, usados con agua fresquita, pueden ayudarte a aliviar la sensación de un ambiente «cerrado» y «cargado». Para ello, solo tienes que colocar agua fresca. Además, como extra podrías echar unas gotas de esencia (algo fresquito también) para que se esparza por la habitación.
Con ello conseguirás rebajar unos grados más de temperatura y hacer más agradable el tiempo que permanezcas en ella.
Usa aparatos de aire
Ventiladores, aparatos de agua… Son una opción que también conseguirá que la habitación no se sienta tan caldeada.
El problema es que, cuando los apagues, en cuestión de segundos notarás una ola de aire caliente que puedes hacer que te arrepientas de haberlo quitado. Pero para las horas de más calor, y si tienes que usar la habitación sí o sí, puede ser imprescindible.
No podemos decirte que todos los consejos que te hemos dado vayan a funcionar cuando hace demasiado calor, pero sí que ayudarán a que la habitación no se sienta tan cargada como en un principio. Abrir las ventanas en cuanto el sol se vaya para que corra el aire es algo imprescindible, aunque te parezca que entra más calor. Hay que renovar el aire de vez en cuando para que no esté viciado.
Así también harás que se refresquen las habitaciones y no haga tanta calor en ellas.