La diabetes gestacional es una condición que, aunque a menudo pasa desapercibida, puede tener graves repercusiones tanto para la madre como para el bebé. El doctor Gabriel Inclán, jefe de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Bizkaia, la describe como «una diabetes que parece que no está, pero existe». Si no se detecta a tiempo, puede afectar al bebé antes de nacer, durante el parto y a lo largo de su vida.
Este tipo de diabetes se diagnostica durante el embarazo y afecta la forma en que las células utilizan la glucosa. Su presencia puede elevar los niveles de azúcar en sangre, lo que repercute negativamente en la salud del embarazo y del recién nacido. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), aproximadamente el 12% de las mujeres embarazadas sufren diabetes gestacional, cifra que sigue en aumento debido al incremento de la obesidad y la edad materna.
Uno de los aspectos más preocupantes de la diabetes gestacional es que a menudo no presenta signos ni síntomas evidentes, lo que la convierte en una condición silenciosa. Para detectar esta afección, entre las semanas 24 y 28 de gestación, se recomienda realizar el test de O’Sullivan, conocido como la prueba de la glucosa. Esta prueba consiste en consumir 50 gramos de glucosa disueltos en agua y medir los niveles de azúcar en sangre una hora después.
El doctor Inclán señala que, aunque la diabetes gestacional tiende a desaparecer tras el parto, puede provocar complicaciones a largo plazo. «Los hijos de mujeres con diabetes gestacional tienen seis veces más riesgo de padecer diabetes en la adultez», advierte. Además, puede llevar a complicaciones inmediatas, como bebés de gran tamaño y partos complejos, lo que resalta la necesidad de un diagnóstico y control oportunos.
Por ello, los especialistas subrayan la importancia de un cribado adecuado durante el embarazo, sobre todo en mujeres con factores de riesgo, tales como antecedentes familiares de diabetes, sobrepeso o edad avanzada. Inclán remarca que «todas las mujeres embarazadas deberían hacerse las pruebas de glucosa». Si se identifica la diabetes gestacional, el control puede lograrse a través de una dieta balanceada y ejercicio, aunque en algunos casos también será necesario el uso de insulina.
Mantener un adecuado control de la diabetes gestacional no solo mejora el pronóstico de la gestación, sino que también puede influir positivamente en la salud futura del bebé, enfatizando la relevancia de cuidar su peso, alimentación y hábitos de vida desde temprana edad.