Siria: La Amenaza de la Desconfianza en el Proceso de Transición

María MR

Catorce años después de que el pueblo sirio comenzara a manifestarse pacíficamente en busca de un futuro mejor, el conflicto en Siria persiste como uno de los más devastadores del mundo. Geir Pedersen, el enviado especial de la ONU para Siria, ha resaltado la profunda tragedia humanitaria que afecta al país, donde las familias siguen lamentando a sus seres queridos perdidos, millones están desplazados y la infraestructura nacional está en ruinas. Según Pedersen, el conflicto ha expuesto «las profundidades más oscuras de la crueldad humana».

La caída del gobierno de Bashar al-Assad en diciembre de 2024 había traído inicialmente una esperanza de estabilidad. Sin embargo, el resurgimiento de la violencia está amenazando estos logros frágiles. António Guterres, Secretario General de la ONU, ha condenado los recientes informes sobre víctimas civiles, insistiendo en que «nada puede justificar la muerte de civiles». A pesar de la angustiante situación actual, la declaración constitucional de las nuevas autoridades sirias se ve como un paso importante en la complicada transición del país, aunque con un optimismo cauto.

Pedersen ha hecho un llamado urgente al cese inmediato de la violencia y a la protección de la población civil, pidiendo también una investigación independiente sobre los recientes actos de agresión. Subrayó que la desconfianza y el miedo podrían poner en riesgo la transición política, instando a todos los actores a implementar medidas concretas que promuevan una verdadera inclusión en los diálogos nacionales.

La unidad del país es presentada como un elemento vital para avanzar hacia una Siria pacífica y soberana. Pedersen recordó la importancia de los recientes acuerdos entre las autoridades provisionales y las Fuerzas de Autodefensa, enfatizando la necesidad de un compromiso genuino durante el proceso de transición. Con el papel clave de la sociedad civil en estos diálogos, Guterres ha apelado a la comunidad internacional para que apoye a Siria en su transición de la guerra a una era marcada por la dignidad y el respeto al estado de derecho.

La violencia reciente en provincias como Latakia y Tartus, que ha dejado un saldo trágico de vidas perdidas, subraya los grandes desafíos que aún enfrenta Siria. La Comisión Independiente de Investigación, en línea con las declaraciones de Guterres y Pedersen, ha resaltado la necesidad urgente de un renovado compromiso con la paz y la justicia, así como la importancia de garantizar la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos.

En este contexto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió para emitir una declaración presidencial que exige el fin inmediato de la violencia y la protección de los civiles. Este documento condena con firmeza la violencia y llama a todas las partes a respetar los derechos humanos, así como a asegurar el acceso humanitario completo en todo el territorio sirio.

La comunidad internacional está convocada a respaldar significativamente el trabajo de la ONU en Siria, en un momento en que se requiere con urgencia un proceso político inclusivo que garantice la soberanía y la integridad territorial del país. La declaración del Consejo de Seguridad subraya la importancia de que todos los actores respeten estos principios y se abstengan de acciones que puedan agravar la inestabilidad. Al mismo tiempo, se enfatiza la necesidad de procesos de justicia y reconciliación transparentes para lograr una paz sostenible, un proceso que debe ser dirigido y controlado por los sirios, atendiendo las aspiraciones legítimas de todas las comunidades del país, para que puedan definir su futuro de manera pacífica y democrática.