En un momento crítico para el acceso a la legislación y los derechos de los ciudadanos, dos tribunales de apelaciones han rechazado intentos de partes privadas que buscan utilizar el copyright para limitar el acceso a leyes fundamentales que afectan directamente la vida diaria de las personas. Estas normativas, que abarcan aspectos esenciales como la seguridad en los hogares y lugares de trabajo, han estado en el centro de un intenso debate jurídico.
Recientemente, un organismo de estándares ha presentado una apelación ante el Tercer Circuito de la Corte de Apelaciones, solicitando que su postura se distinga de decisiones anteriores. El organismo argumenta que una entidad privada, que participa en el desarrollo de una norma, debería poseer derechos de propiedad sobre la misma. En respuesta, la Electronic Frontier Foundation (EFF), en colaboración con la Asociación Americana de Bibliotecas y Public Knowledge, ha presentado un escrito amicus que urge al tribunal a unirse al consenso judicial actual que sostiene que «nadie posee la ley».
El asunto central gira en torno a UpCodes, una empresa que ha desarrollado una base de datos de códigos de construcción, incluyendo el Código Eléctrico Nacional, que han sido oficialmente adoptados. ASTM, una organización privada involucrada en la creación de algunos de estos códigos, sostiene que tiene derechos de copyright sobre ellos, incluso tras ser integrados en la legislación, lo que le permitiría controlar su acceso y difusión pública. Sin embargo, este planteamiento carece de fundamento en la Constitución y la Ley de Derechos de Autor.
Tribunales previos, como el Quinto Circuito, han dictaminado que los códigos pierden protección de copyright al ser incorporados a la ley. Por su parte, el Circuito de D.C. ha determinado que la disponibilidad de estos estándares en línea se considera un uso legítimo y justo. Asimismo, un tribunal federal en Pennsylvania se alineó con esta interpretación, concluyendo que la base de datos de UpCodes se protege bajo el uso justo.
La expectativa es que el Tercer Circuito confirme la decisión anterior, argumentando que los estándares que se incluyen en la legislación deben ser considerados parte del dominio público. La democratización del acceso a la legislación, facilitada por Internet, ha permitido que ciudadanos, periodistas y profesionales en seguridad puedan entender, comentar y compartir un amplio rango de regulaciones que nos afectan. Este acceso resulta crucial, en un contexto en el que muchas de estas regulaciones son elaboradas por entidades privadas y se convierten en obligatorias con escaso control público.
Según el Tribunal Supremo, «cada ciudadano se presume que conoce la ley», enfatizando la necesidad de que todos tengan acceso libre a ella. Aunque el debate persiste, parece ser el momento de cerrar este capítulo y garantizar que la ley sea verdaderamente accesible para todos.