Los ataques israelíes en la Franja de Gaza han sido calificados como «crímenes atroces» por diversas agencias de la ONU, que advierten sobre la crítica situación en el territorio palestino, que se ha deteriorado aún más desde la implementación del último alto el fuego. En una reciente conferencia de prensa celebrada en Ginebra, representantes de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunciaron el «castigo colectivo» aplicado al pueblo palestino, lo que ha exacerbado la crisis humanitaria en la región.
Desde que se reanudaron las operaciones militares en Gaza hace dos semanas, el portavoz de OCHA, Jens Laerke, enfatizó que el derecho internacional prohíbe los ataques indiscriminados y la obstrucción de ayuda vital. Laerke también destacó el «desprecio completo» por la vida y la dignidad humanas, un agravante en el contexto del lanzamiento de cohetes desde Gaza por facciones palestinas. Los ataques aéreos han provocado la muerte de cientos de niños y civiles, y los hospitales locales se han convertido en auténticos «campos de batalla», donde pacientes mueren en sus camas y ambulancias son blanco de fuego.
La situación se complica aún más por las órdenes de evacuación del ejército israelí, que han forzado a más de 150,000 personas a desplazarse desde amplias áreas de Gaza, especialmente en el norte, donde más de la mitad de la población podría verse afectada. La ONU ha manifestado su preocupación ante la escasez de medidas adecuadas para el alojamiento y asistencia a los evacuados.
En el ámbito de la salud, los hospitales enfrentan una grave falta de insumos médicos, lo que dificulta la atención a los heridos. El bloqueo de ayuda humanitaria ha llevado a una escasez crítica de alimentos y otros productos esenciales. Ante esta situación, la ONU ha realizado un llamado urgente a las partes involucradas para que implementen un alto el fuego permanente y permitan la entrada de asistencia humanitaria.
ONU Mujeres ha denunciado que la situación en Gaza representa «una guerra contra las mujeres», con más de 170 mujeres fallecidas desde el inicio de las hostilidades. Las condiciones precarias de vida y la falta de recursos ponen en riesgo la salud de toda la población, particularmente de mujeres y niños, que constituyen alrededor del 60% de las víctimas recientes. A medida que la crisis se intensifica, la comunidad internacional se enfrenta al desafío de no normalizar una realidad que se agrava con cada día que pasa.