Volumen y Color: La Influencia de la Escultura Policromada Española en la Persuasión Religiosa en el Museo del Prado

María MR

La escultura policromada, que alcanzó su máxima expresión en la Edad Moderna, se presenta como un aspecto crucial en la evolución del arte religioso. En una reciente exposición, se pone de relieve cómo esta forma de arte, que combina escultura y pintura, no solo remodeló el panorama artístico, sino que también se convirtió en un poderoso vehículo de persuasión y devoción entre los fieles.

El teórico Antonio Palomino describió este fenómeno como un prodigioso espectáculo que permitía que lo divino se materializara a través de imágenes vívidas y coloridas, estrechando el vínculo emocional con el espectador. Desde la antigüedad grecolatina, la escultura ha sido percibida como una necesidad fundamental, donde la representación del cuerpo divino se consideraba un medio de protección y sanación. En este sentido, el benedictino Gregorio de Argaiz destacó la importancia del color, afirmando que la escultura es como un «cadáver» que cobra vida gracias al pincel, resaltando así el papel esencial del color más allá de un mero acabado.

Desde sus primeros momentos, la escultura sagrada asumió un aura sobrenatural, asociándose a eventos extraordinarios y a la actuación divina. Los artesanos responsables de estas obras eran considerados no solo como artistas, sino como intermediarios con un deber moral, intentando capturar la esencia de lo sagrado en una forma material.

La actual exposición se centra especialmente en la rica diversidad y el impacto de la escultura policromada del siglo XVII. Esta se integró de manera crucial en la vida de iglesias y conventos, donde se convirtió en un soporte fundamental para la predicación. La colaboración entre escultores y pintores fue esencial, ya que el color se transformó en un elemento intrínseco de cada obra. Este componente dramático amplificó los significados religiosos, transformando las figuras en unidades escénicas auténticas, gracias a la teatralidad de sus gestos y a la riqueza de sus vestimentas.

Además, la exposición resalta conexiones interesantes entre diversas formas artísticas en torno a la escultura policromada. Elementos como las estampas que promovieron devociones populares, los velos de Pasión que simulaban retablos y las pinturas que reproducían con minuciosa precisión las imágenes escultóricas en los altares establecen un fascinante diálogo entre las diferentes expresiones artísticas, reflejando la complejidad y riqueza de este patrimonio cultural.