La violencia sexual contra niños en Haití ha alcanzado niveles alarmantes, con un incremento del 1.000% entre 2023 y el año anterior, según la información proporcionada por el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF). James Elder, portavoz de la agencia, resaltó en una conferencia de prensa la falta de atención mediática que ha recibido esta escalofriante realidad, advirtiendo que los números son solo una fracción de la historia completa. “Quizá cuenten los niños que viven este horror”, comentó Elder, evidenciando la grave situación que enfrenta el país, caracterizada por un aumento de abusos y el reclutamiento forzado de menores por grupos armados.
El relato de ‘Roseline’, una joven de 16 años, ejemplifica el sufrimiento que muchos niños están padeciendo. Secuestrada y abusada por un grupo armado al salir de la casa de una amiga, la adolescente fue sometida a múltiples abusos durante lo que ella cree fue un mes. Fue liberada solo cuando sus captores se dieron cuenta de que no había dinero para su rescate. Actualmente, ‘Roseline’ se encuentra en un centro de acogida apoyado por UNICEF, junto a otras jóvenes en circunstancias similares.
El reclutamiento de menores por grupos armados también ha aumentado dramáticamente, registrando un incremento del 70% en el último año. Casi la mitad de los integrantes de estos grupos son niños, algunos tan jóvenes como ocho años. Muchos de ellos son secuestrados, manipulados o se ven forzados a unirse a estas organizaciones como consecuencia de la extrema pobreza que afecta a sus familias. Elder advirtió sobre el ciclo letal que esto representa, dado que “los niños son reclutados por los grupos que alimentan su propio sufrimiento”.
En medio de este contexto de violencia, los servicios esenciales en Haití han colapsado. Los hospitales están desbordados, y más de la mitad de los centros de salud carecen de los suministros médicos necesarios para atender a los niños en condiciones de emergencia. Se estima que el 85% de Puerto Príncipe está bajo el control de grupos armados, lo que convierte la vida diaria en una lucha constante por la seguridad. Como consecuencia, más de 500.000 niños han sido desplazados y se proyecta que este año tres millones de ellos requerirán ayuda humanitaria urgente, con más de 300.000 niños afectados por el cierre de escuelas.
A pesar de los desafíos, Elder destacó el incansable compromiso de los haitianos por enfrentar la crisis. Un ejemplo notable es la participación de 135.000 jóvenes como U-reporteros de UNICEF, quienes están ayudando activamente a identificar y atender casos de desnutrición y la falta de recursos en comunidades vulnerables.
Para hacer frente a la ola de violencia, UNICEF ha establecido 32 espacios seguros móviles y ha desplegado profesionales de la salud en varias instituciones. Sin embargo, Elder subrayó la urgente necesidad de financiación, señalando que la organización solo ha recibido el 28% de los 221,4 millones de dólares solicitados para Haití en 2024. “Se necesitan urgentemente educación, protección y oportunidades de desarrollo para evitar que los niños se vean arrastrados a la violencia. Sin estos esfuerzos, la violencia continuará consumiendo a las generaciones futuras”, concluyó.