Cómo limpiar una cocina muy sucia: estos son los mejores consejos

La cocina es, sin duda, una de las zonas más importantes de la casa. En ella no sólo almacenamos, procesamos y preparamos la comida que tomaremos cada día, sino que algunas veces resulta un punto de encuentro familiar donde todos se sientan a desayunar, cenar o tomar un café. De un modo u otro, parece inevitable darle a la cocina un uso mayor y distinto del que está destinado realmente.

Sin embargo, la propia actividad que se realiza en esta estancia de la casa hace que sea una de las zonas donde más suciedad se acumula. Al fin y al cabo, el cocinado es un proceso donde los restos de alimentos, los aceites y otros líquidos están presentes. Por organizados y limpios que queramos ser durante la preparación, la aparición de manchas o desperdicios de los diferentes productos es casi imposible de evitar, por lo que es crucial una buena limpieza posterior.

A veces, sea cual sea la razón, la higiene de las cocinas no se mantiene como se debería, generando capas de suciedad y restos que dan una sensación de suciedad desagradable y, lo que es más importante, ponen en riesgo la salud de los miembros del hogar. Para quienes estén buscando información para una limpieza a fondo de la cocina, en este artículo abordaremos los pasos y consejos que debemos seguir para conseguir un resultado extraordinario.

El orden importa

Antes de acometer la limpieza de la cocina es imprescindible establecer un orden. Aunque mucha gente no se lo plantea, no podemos empezar por cualquier parte, ya que en ese caso lo más probable es que al limpiar algunas partes vayamos ensuciando otras, incluso aquellas que ya estaban limpias. Para evitar esta situación, podemos seguir el siguiente orden:

Armarios: salvo casos excepcionales, es lo primero que debemos limpiar, ya que suelen ser piezas completas que requieren los mismos cuidados. De lo contrario, es posible que con el tiempo sufran decoloraciones o cambios de tono que afearán el mueble.

Electrodomésticos y encimera: una vez listos los armarios, entonces debemos pasar a los electrodomésticos. Empezaremos por limpiar el horno y el microondas, ya que los productos específicos de limpieza de estos electrodomésticos suelen tener tiempos de reposo más largos que el resto. Mientras tanto, podemos aprovechar para echar los utensilios de cocina en remojo en el fregadero o llenar el lavavajillas si disponemos de él. Después volveremos a retirar los productos del horno y el microondas y a repasarlos para dejarlos limpios. El frigorífico, la campana y la vitrocerámica serán lo siguiente. Generalmente, el producto para vitrocerámicas suele tardar más en actuar, así que irá en el siguiente puesto. Por último, retiraremos todos los restos de la encimera y la dejaremos brillante.

Fregadero: llega el momento de limpiar todos los utensilios. Si hemos puesto el lavavajillas, entonces directamente nos centraremos en el fregadero. Con un poco de cuidado no salpicaremos la encimero y podremos limpiar el interior y los bordes sin ningún tipo de inconveniente.

Suelo: por último, barreremos el suelo con un cepillo lo más limpio posible. Esto es fundamental para que la fregona no suelte restos durante la limpieza posterior en húmedo. Con este último paso habremos recogido todos los desperdicios que hayan podido salir de la limpieza de todo lo anterior. Así, nuestra cocina quedará impoluta.

Si nuestra cocina tiene una distribución menos general, la máxima más importante es limpiar de arriba hacia abajo.

¿Qué productos usamos?

Aunque la mayoría de partes de la cocina podemos higienizarlas usando agua, jabón, detergente neutro y amoniaco, lo cierto es que algunos elementos (sobre todo los electrodomésticos) necesitan de productos especiales que repasaremos ahora para garantizar que en nuestra cocina no queda nada de suciedad.

Para limpiar campana extractora, vitrocerámica, horno y microondas, lo más recomendable es un buen antigrasa. Estos líquidos suelen tener tiempos de reposo de unos 10-15 minutos, por lo que no debemos retirarlos antes de ese tiempo. Después, un trapo húmedo suele ser suficiente para retirar la aplicación y depurar todas las pequeñas impurezas que hayan quedado.

Para limpiar la plancha de la cocina, lo más eficaz es usar el producto recomendado por el fabricante en las instrucciones. En caso de no tenerlo, entonces lo mejor es humedecerla con agua mientras aún está caliente. Después, le pondremos una fina capa de agua con limón para reblandecer los restos. Por último, retiramos el agua y pasamos una bayeta húmeda con amoniaco. Si acaso se ha quemado algún producto, un antigrasa suele ser eficaz.

¿Con qué frecuencia haremos la limpieza a fondo?

La cocina es una estancia que debemos limpiar diariamente tras usarla. No siempre utilizaremos los mismos elementos, por lo que no es necesario fijarse diariamente en todas las zonas. Sin embargo, al menos una vez a la semana debemos hacer una limpieza a fondo en la que todos los componentes de la cocina, tanto si se han usado como si no, deben quedar bien repasados. Al fin y al cabo, estas limpiezas no sólo están destinadas a limpiar lo sucio, sino también a prevenir la aparición de esta suciedad.