Durante los meses de verano es habitual sufrir varias olas de calor, una situación que puede ser muy problemática para la salud de las personas. Cuando estas hacen acto de presencia, es recomendable tomar ciertas precauciones de sentido común para no tener problemas serios. Ahora bien, ¿cuáles son esas recomendaciones que deberíamos tener todo el mundo en mente? A continuación os dejamos algunas que son vitales para pasarlas de la mejor forma posible.
Hay que prestar especial atención a las personas mayores
En verano siempre ha sido una época de mucho calor en España. Las temperaturas son ahora un poco mayores que en las décadas anteriores, pero además ahora tenemos una menor resistencia a los extremos. Nos hemos acostumbrado al aire acondicionado en las casas, oficinas y vehículos, y eso hace que nuestros estándares de confort sean más altos. Aunque nos cuidamos más que antes, y nuestra salud se vigila mejor, hay que tener cuidado en esta época. La población está también más envejecida, con más achaques que se agravan por el calor excesivo.
Por ello, para mitigar los efectos del calor se deben seguir los siguientes consejos:
Beber agua: sudar es una de las estrategias del cuerpo para refrigerarse y seguir su marcha. Si no tenemos agua en el depósito nos pasa como a los coches, que acabamos sobrecalentados y dejamos de funcionar.
Adaptar la rutina de trabajo: si no se puede trabajar con aire acondicionado, hay que evitar ponerse demasiado tiempo al sol, y hay que beber aún más agua que si no estuviéramos trabajando. Si el trabajo lo permite, hay que mover un poco el horario para evitar las horas de más calor. La hora más fresca del día es justo antes de amanecer.
Adaptar el ocio: hay que adaptar también las rutinas deportivas y de actividad. Hacer deporte al sol a mediodía no es bueno para la salud. Los esfuerzos físicos han de ser congruentes con la temperatura y la humedad del ambiente.
Evitar la radiación solar directa: la radiación solar perjudica a la piel, y más en situaciones de bajo ozono estratosférico. El sol es también perjudicial para los ojos.
Evitar los lugares al sol: las plazas y las calles del centro del país no son sitios de estar, sino de paso o de reunión ocasional, y más en los mediodías de agosto. Las personas mayores son menos sensibles a la insolación. No se dan cuenta del calor que hace, y aunque crean que están bien y que son capaces de resistir, pueden estar calentándose en exceso y colapsar.
Evitar la combinación de calor y humedad: el bochorno, la sensación de agobio en lugares con alta humedad y calor, es debido a que el cuerpo no logra enfriarse evaporando agua. Es habitual en las costas, donde el aire acondicionado se está convirtiendo en una necesidad.
Ventilar las estancias: las habitaciones deben ventilarse siempre, pero más aún en verano, aprovechando cualquier brisa para que el aire cálido, que es menos denso, salga de la casa. Hay que hacerlo de madrugada. Las estancias hay que mantenerlas en penumbra.
Baldear los patios: quien disponga de un patio debería baldearlo por la mañana para que la humedad refresque el ambiente y con ello la casa.
Cocinar temprano: en verano hay que comer alimentos frescos. Si hay que cocinar, conviene hacerlo en las primeras horas del día.
Francisco J. Tapiador insiste en la importancia de no agobiarse durante el verano. “En nuestro país podemos hacer muy poco para disminuir el calentamiento del planeta. Conviene pensar en nuestro bienestar y en cómo mitigar el calor, adaptando nuestras actividades a los hechos. Hay que estar tranquilo, descansar, evitar el sol y, si se tiene que trabajar, adecuar el ritmo al ambiente”.