En 2024, la privacidad y la vigilancia han sido temática central en Estados Unidos, marcada por la reciente renovación y expansión de la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA). Esta normativa permite al gobierno estadounidense recopilar comunicaciones que involucran a personas dentro y fuera del país, lo que ha suscitado inquietudes sobre la seguridad de la información personal de los ciudadanos. Desde su implementación en 2008, la ley ha sido objeto de críticas, ya que el FBI ha actuado bajo la noción de que tiene derecho a revisar comunicaciones grabadas incidentalmente por la NSA sin requerir una orden judicial.
Este año, la reautorización de esta ley se ha llevado a cabo con el respaldo de ambas cámaras del Congreso, tanto demócratas como republicanos, lo que ha resultado en la intensificación de sus capacidades. En abril de 2024, tras intensos debates y reautorizaciones temporales, se aprobó la Ley de Reforma de la Inteligencia y Aseguramiento de América (RISAA). Este nuevo marco no solo reafirma los poderes de vigilancia de la Sección 702, sino que también los expande, permitiendo el uso de datos personales en la evaluación de solicitudes de inmigración y asilo, así como en investigaciones relacionadas con narcotráfico.
Además, la legislación amplía la definición de «Proveedor de Servicios de Comunicaciones Electrónicas» (ECSP), lo que genera preocupación sobre las implicaciones para las empresas que manejan datos de comunicaciones electrónicas. Bajo esta ampliación, cualquier entidad, desde empresas de alojamiento web hasta pequeños negocios, podría verse obligada a colaborar en la entrega de datos al gobierno, actuando de hecho como agentes de vigilancia del Estado.
Aunque la extensión actual de la Sección 702 solo se concede por dos años, lo que ofrece un respiro temporal para quienes abogan por la privacidad, se anticipa que la lucha por obtener reformas significativas continuará. Para la primavera de 2026, los defensores de los derechos digitales tendrán que prepararse nuevamente para confrontar un entorno que muchos consideran representa la ley del Gran Hermano.