Si eres de los que se pirran por una cama confortable, de sábanas suaves e impecables, entonces seguro que dedicas tiempo y esfuerzo a cuidar la ropa de cama. Hoy vamos a dar algunos tips útiles para que tus sábanas, colchas y edredones se mantengan en buen estado durante mucho tiempo.
No hay nada como deslizarse cada noche entre unas sábanas limpias, frescas y de tacto agradable. Es uno de esos placeres sencillos, fáciles de lograr y que aportarán una gran dosis de felicidad a tu vida, ¿no crees? Por eso, si te decides a disfrutar, tendrás que tener claro cómo elegir y cómo cuidar la ropa de cama.
El primer consejo que voy a darte es que compres siempre lencería de cama de calidad. Puede que parezca obvio, pero en la práctica nos vemos tentados por juegos de sábanas muy baratos y resultones que, a la larga, no ofrecerán los resultados esperados.
Quizá las etiquetas digan que estas prendas más económicas están confeccionadas con algodón 100 %, pero tienes que saber que ni todos los algodones son iguales ni la confección de las sábanas tampoco. Hay que tener en cuenta el gramaje de la tela y, por supuesto, la calidad de la materia prima. Ve a lo seguro.
Claves esenciales para cuidar la ropa de cama
El primer punto a tratar si queremos establecer unas pautas para cuidar la ropa de cama, es mantenerla en buenas condiciones de higiene. Otra cosa que puede parecer muy obvia, pero que no siempre se pone en práctica.
Es importante cambiar las sábanas de la cama una vez a la semana y lavarlas con un detergente suave, que no resulte agresivo para los tejidos. Si miras la etiqueta sabrás a qué temperatura puedes lavar cada prenda: las sábanas, los edredones, los rellenos y las fundas.
Si lavamos las sábanas en agua fría, seguramente no quedarán limpias y resultará más difícil eliminar las manchas que puedan tener. Por otro lado, algunas prendas pueden encoger si las lavamos a demasiada temperatura, pero en caso de que tengas alergia a los ácaros del polvo es importante lavar las sábanas a unos 60º C, por lo que tendrás que elegir ropa de cama adecuada y resistente.
Lava siempre tu ropa de cama antes del primer uso, para eliminar el apresto y las posibles sustancias químicas de la fabricación que pueda tener.
Un buen secado
No solo es importante lavar las sábanas y el resto de la ropa de cama de manera adecuada. También hemos de secarlas de la mejor forma posible. Si es verano, la cosa es mucho más fácil. Bastará con tender las sábanas al aire libre, aunque si se trata de tejidos de color, lo mejor es no ponerlas bajo el sol directo ya que podrían decolorarse. Mejor a la sombra.
En invierno, el problema es mayor, ya que no siempre es posible tender en el exterior. La humedad es mayor y pueden generarse malos olores en la ropa. La ropa tarda más en secarse. En estos casos lo mejor es utilizar la secadora, aunque primero hay que asegurarse de que la ropa de cama admite el uso de la secadora.
Tampoco es necesario que seques las sábanas totalmente, ya que lo conveniente es plancharlas un poco húmedas, con la función vapor al máximo.
Edredones, colchas y rellenos
A la hora de cuidar la ropa de cama del tipo edredones, fundas nórdicas y colchas, has de tener en cuenta que no requieren lavados tan frecuentes. Sin embargo, sí tendrás que lavarlos al final de la temporada, una vez como mínimo, si no alguna más.
Si los edredones y las colchas te caben en la lavadora, y la etiqueta indica que puedes lavarlos en casa, no hay problema en que lo hagas. Si quedan muy apretados, lo mejor será que lleves estas prendas al tinte, ya que podrían estropear tu lavadora.
¿Vas a lavar los rellenos nórdicos en casa? Mete en la lavadora dos o tres pelotas de tenis y evitarás que se apelmacen.
A buen recaudo
Cuando llegue el final del invierno, tendrás que lavar y preparar tu ropa de cama de invierno para guardarla hasta la próxima temporada. Aquí tienes algunos consejos para hacerlo de la manera adecuada.
Antes de nada has de tener en cuenta que, tanto las sábanas como las colchas o edredones han de guardarse limpias y totalmente secas. De lo contrario, la humedad producirá malos olores en la ropa, e incluso se puede estropear.
Busca un lugar seco, limpio y sin polvo. Puede ser un armario cerrado, un canapé bajo la cama, un mueble de cajones o un baúl convenientemente tapado.
En cuanto a los contenedores en los que almacenar la ropa de cama, elige fundas textiles o cajas de tela. No utilices cajas de cartón. Si no tienes espacio, almacena estas prendas en fundas al vacío. Ocuparán mucho menos y estarán perfectamente guardadas hasta el próximo invierno.